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Emilio Campmany

Secuestro con moraleja

La próxima vez será más difícil convencer a los supervivientes de que se empleen en la detención de un nacional del país vecino.

En julio de 2009 dos agentes franceses fueron secuestrados en Mogadiscio. Ahora, el único de los dos que permanecía en manos de los terroristas no ha podido ser liberado por las tropas francesas de elite que intentaron arrebatárselo a sus captores la madrugada del viernes al sábado. La noticia ha tenido gran repercusión en la prensa española. Sería normal si no fuera porque de Francia nos llegan dos noticias más relevantes que no han despertado tanto interés, la intervención de su ejército en Mali y la de la gran manifestación contra el matrimonio homosexual.

¿Por qué tanta atención? Por la sencilla razón de que la tentativa de liberación ha fracasado. Los secuestradores han anunciado que juzgarán al secuestrado en un par de días, prueba de que tienen la intención de asesinarlo, si no lo han hecho ya. Un soldado francés ha muerto y otro, que había sido herido, parece que ha sido capturado por los terroristas. Diecisiete miembros del grupo secuestrador han muerto a consecuencia del ataque y, según la agencia AFP, que ha consultado a habitantes de Mogadiscio, a 160 kilómetros de donde ocurrieron los hechos, ocho civiles han muerto a consecuencia del tiroteo que se entabló entre los soldados franceses y los terroristas.

¿Cuál es la moraleja que tratan de extraer los medios españoles? La de que, cuando secuestran a un compatriota, hay que renunciar a liberarlo por la fuerza y lo que hay que hacer es negociar un rescate en dinero. El propio ministro de Defensa francés, socialista, parece estar de acuerdo con esta máxima, ya que ha justificado la operación en la negativa de los terroristas a negociar nada durante estos tres años y medio. No obstante, es difícil de creer que los islamistas mantuvieran secuestrado a alguien para no negociar nada. Normalmente, cuando no quieren tratos, lo que hacen es asesinar al occidental que cae en sus manos y dar al ignominioso acto la máxima publicidad. En El País, para que se entienda mejor la moraleja, han dicho que el otro agente francés que fue secuestrado en 2009 fue liberado al mes de su secuestro tras el pago de un rescate. La versión oficial, sin embargo, dice que se escapó, aunque Le Monde está convencido de que la liberación fue el fruto de alguna negociación, sin aportar ninguna prueba, sólo el calificar la huida de rocambolesca.

Y, sin embargo, con haber sido la operación un fracaso, hay algo inequívocamente bueno en ella que ni los medios españoles ni el Gobierno francés, que para eso es socialista, quiere destacar, y es el que el pelotón enviado por París acabó con la vida de diecisiete terroristas que han terminado pagando con su vida el secuestro y posterior asesinato, si finalmente se confirma, de un ciudadano francés. La próxima vez será más difícil convencer a los supervivientes de que se empleen en la detención de un nacional del país vecino. Inconveniente que, deberíamos lamentar, no encontrarán si de secuestrar a un español se trata.

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