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Emilio Campmany

Sólo quedará Soraya

Hoy le ha tocado a Cifuentes, convenientemente alguacilada por si tuviera alguna aspiración de heredar al jefe.

Hoy le ha tocado a Cifuentes, convenientemente alguacilada por si tuviera alguna aspiración de heredar al jefe.
EFE

En las novelas policíacas, la existencia de un testamento convierte al heredero en inmediato sospechoso. En ésta que nos dan por entregas los medios de comunicación, en cambio, no matan, de momento, al rico hacendado para heredarle, sino que asesinan a sus potenciales herederos para que al final sólo quede uno que, aparentemente de chiripa, suceda en todas sus riquezas a quien se sabe que de todas formas morirá pronto.

Hoy le ha tocado a Cifuentes, convenientemente alguacilada por si tuviera alguna aspiración de heredar al jefe. Es verdad que el asunto que le han sacado tiene tan poca monta que podría quedar en nada. Pero lo relevante para el análisis no es la largura de la hoja que le clavan, sino la persona que empuña la daga. Aparte la imputación a Cifuentes por haber beneficiado a Arturo Fernández, a quién si no, Madrid está plagado de rumores sobre futuros decesos de potenciales herederos de Rajoy. Normalmente, se trata de personas caracterizadas por su poder en el partido, no en el Gobierno. No obstante, también se habla de algún ministro, si bien lo importante de él es que es amigo de Rajoy, no que posee una cartera.

El mismo Pablo Casado, demasiado pronto postulado como alcaldable de Madrid, debería revisar bien sus armarios y asegurarse de no tener allí ningún muerto porque, de tenerlo, saldrá con seguridad a la luz. No sé si por ingenuo o por malvado, ha declarado la necesidad de recuperar la alcaldía para el PP. Es raro que no recuerde que ese cargo se perdió porque el Gobierno del PP quiso perderlo filtrando la declaración de la renta de Esperanza Aguirre. Ésta quedó tocada como posible sucesora, y de paso la operación sirvió para entregar la capital a Podemos y que así los españoles vieran de lo que es capaz la ralea que son sus dirigentes y corrieran a votar al PP en las generales no obstante el mal olor que despedían sus papeletas. Si, cuando sean las municipales en 2019, sigue siendo necesario para que el PP gane las generales que Podemos gobierne Madrid, Casado debería encontrar la forma de no tener posibilidad alguna de vencer, porque, de tenerla, le sacarán lo que sea para que pierda y así de paso desacreditarlo a él también como posible sucesor.

Soraya quiere heredar, aunque lo que quede no sea más que una escombrera. Rajoy, de momento, le deja hacer porque cree que, cuantos menos herederos haya, menos gente habrá con ganas de abrir la herencia. Y no se da cuenta de que la heredera única que finalmente quede, cuando no haya ya nadie a quien apiolar, lo que hará será cometer su último asesinato y matar al testador para al fin poder heredar. Claro que también es posible que el testador no tenga ninguna intención de morirse y esté esperando a que haya un solo heredero ansioso por matarle para madrugarle y liquidarlo. El caso es que Soraya se quedará sola. Ya veremos si para suceder a Rajoy o morir a sus manos.

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