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Emilio J. González

A río revuelto...

En medio de la crisis internacional los bancos españoles encuentran oportunidades

Las crisis no golpean a todos por igual. Los hay que han cometido errores que les cuestan muy caros y los hay que, por el contrario, lo han hecho bien y encuentran en los tiempos de dificultades oportunidades para prosperar y hacerlo todavía mejor. Ya se sabe que a río revuelto, ganancia de pescadores, pero para poder pescar hay que tener el equipo adecuado y estar en el lugar propicio en el momento justo.

En medio de la actual crisis financiera internacional, cuya segunda oleada está llegando en estos días, los bancos españoles encuentran y pueden encontrar muchas oportunidades para seguir desarrollando su estrategia de crecimiento en aquellos lugares que consideren fundamentales.

El ejemplo más claro lo acaba de ofrecer el Santander. La entidad que preside Emilio Botín acaba de anunciar la compra del británico Alliance & Lester, una operación valorada en 1.574 millones de euros que ya quisieran poder abordar en estos momentos algunos de los grandes del sector a nivel mundial, inmersos como están en la crisis de las hipotecas de alto riesgo.

¿Por qué el Santander puede acometer semejante operación en estos momentos? Porque, desde luego, los movimientos del banco cántabro contrastan abiertamente con los de, por ejemplo, su tradicional socio escocés, el Royal Bank of Scotland, inmerso en serios problemas, o los de los grandes del sector en Estados Unidos, el Reino Unido o Suiza. La respuesta es sencilla y no tiene que ver solamente con la efectividad del modelo de supervisión del Banco de España, que empieza a ser imitada por muchos y alabada por casi todos en el sector financiero, sino también con la propia política seguida por Botín y los suyos.

Mientras en los últimos años la gran banca internacional se embarcó hasta las corvas en el juego de los derivados –opciones, futuros y demás–, el Santander siguió con su modelo de negocio más tradicional y ahí están los resultados. Dice Warren Buffet, considerado el mejor inversor y el hombre más rico del mundo, que los derivados son "bombas de relojería" de las que hay que huir: cuando las cosas van bien, multiplican los beneficios pero cuando van mal, disparan las pérdidas.

Es lo que ha ocurrido con la crisis de las hipotecas de alto riesgo y los bancos que apostaron por los derivados se han visto cogidos de pleno en ella. El Santander, en cambio, siguió a lo suyo y ahora está cosechando los frutos mientras otros luchan por sobrevivir o por sanear su más que maltrecho balance.

La operación del británico Alliance & Lester, que complementa bastante bien al Abbey National, el otro banco que el Santander posee ya en el Reino Unido, podría no ser la única que llevaran a cabo bancos españoles en el exterior. No quiero decir con ello que tenga información al respecto, sino que se dan las circunstancias para ello.

Tanto el Santander como el BBVA han seguido políticas paralelas respecto al negocio, permaneciendo a distancia de las inversiones masivas en derivados, y, por tanto, se encuentran en una posición óptima para acometer operaciones de este tipo. Oportunidades no van a faltar. Sin ir más lejos, la semana pasada, Fortis Bank consideraba, en un informe, que alrededor de 6.000 bancos estadounidenses pueden ir a la quiebra.

Para darle la razón, el pasado viernes, las autoridades federales tuvieron que intervenir el californiano IndyMac y, por lo que parece, esto no ha hecho más que empezar. No cabe duda, por tanto, de que ese escenario de dificultades abre las puertas a operaciones corporativas para quien le interese y nuestros grandes bancos, desde luego, han mostrado en los últimos años bastante interés por el mercado estadounidense. La oportunidad, no cabe duda, está ahí y sólo unos pocos en estos momentos son capaces de aprovecharla. El Santander, desde luego, es uno de ellos.

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