El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, viene exhibiendo desde hace tiempo como un gran triunfo el haber conseguido para España, en las perspectivas financieras de la Unión Europea para el periodo 2007-2013, una asignación de 2.000 millones de euros para promover la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) en nuestro país. Con ello, Zapatero pretende dar la impresión de lo mucho que le preocupan todos los asuntos relacionados con la investigación en nuestro país, como elemento básico para contar en el futuro con una economía de vanguardia. Por desgracia, resulta muy difícil creer en las buenas intenciones de Zapatero cuando prácticamente ha desmantelado el programa “Ramón y Cajal”, con ese doble lenguaje que viene empleando en todo lo que se refiere a economía e I+D+i.
El programa “Ramón y Cajal” fue puesto en marcha por el anterior Gobierno hace cinco años para traer de vuelta a nuestro país a los investigadores españoles que trabajaban en otros lugares del mundo. La idea era excelente porque una de las cosas que no se puede permitir una nación que aspira a estar en la vanguardia de la economía mundial del siglo XXI es una fuga permanente de cerebros que descapitaliza al país de materia gris. Buena parte de los mejores investigadores españoles optaron por marcharse fuera debido a las pocas posibilidades de desarrollar su trabajo en España. El Ejecutivo del PP quiso revertir esta situación porque el conocimiento se ha convertido en una variable fundamental para las economías avanzadas. Hoy por hoy, quien no investiga, no innova, no desarrolla nuevos productos, servicios o formas de hacer las cosas, no registra patentes, está condenado a la segunda división en la economía internacional. España es uno de los países europeos que menos patentes registra al año y, por desgracia, sigue haciendo bueno aquel dicho de Miguel de Unamuno de que investiguen otros. Pero la ausencia de esa investigación cuesta muy cara porque hay que comprar patentes en el exterior, en lugar de generarlas en España y venderlas a otros. Sin ellas, es muy difícil que nuestro país avance con paso firme hacia la sociedad del conocimiento, por muchos fondos europeos con los que cuente. El programa “Ramón y Cajal” se creo, precisamente, para revertir esta situación trayendo a los investigadores españoles de vuelta a casa, con ayudas para que pudieran investigar y con el compromiso de buscarles acomodo definitivo en las empresas, universidades y demás centros de investigación públicos y privados. A su llamada acudieron muchos investigadores que ahora se encuentran con que el Gobierno de Zapatero no respeta los compromisos adquiridos con ellos y está a punto de acabar definitivamente con el programa, mientras los investigadores que se acogieron a él ahora se ven obligados a marcharse de nuevo, dando lugar a otra fuga de cerebros.
Sin estas personas, es muy difícil promover en España la famosa I+D+i porque si no hay quien investigue, no se generará nada, por muchos fondos europeos con que se cuente para promover la I+D+i. El Gobierno, sin embargo, hace caso omiso de esta cuestión y no da solución alguna a los investigadores acogidos al programa “Ramón y Cajal”, muchos de los cuales ya han hecho, o están haciendo las maletas, ante la actitud del Ejecutivo. Y, mientras tanto, Zapatero viene con la historia de que España recibirá 2.000 millones de euros de fondos europeos para I+D+i. ¿De qué van a servir si no tenemos quién pueda sacar partido de ellos?