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Emilio J. González

El mensaje económico de Rajoy

Mariano Rajoy ha comprendido perfectamente que sus posibilidades de ganar las elecciones generales como cabeza de cartel del PP pasan, necesariamente, por la política económica. Es el mejor bagaje con el que los ‘populares’ pueden concurrir a las urnas y solicitar el respaldo de unos votantes que valoran positivamente la reducción de los impuestos y los tipos de interés, la fortaleza de la creación de empleo y la mejora generalizada en el bienestar de las familias que se ha producido a lo largo de los últimos años, y que, por ahora, pasan por alto el escandaloso precio de la vivienda, una cosa en la que tienen más que decir los gobiernos regionales que el central.

La designación de Rajoy como sucesor de Aznar, sin embargo, suscitó incógnitas en el mundo económico. Nadie conocía sus ideas al respecto ni nadie sabe con qué equipo contará para gestionar la política económica. Pero el candidato del PP, consciente de la importancia que tiene todos estos aspectos, ha iniciado su nueva etapa política con mensajes claros e inequívocos, destinados a despejar esas incertidumbres. Empezó en su primer discurso oficial como sucesor afirmando que su política económica sería de continuidad con lo hecho desde 1996 y se ejecutaría con diálogo social. Luego vino lo de solicitar reuniones con los empresarios. Ahora ha llegado lo hasta ahora más importante, el nombramiento de las personas que redactarán el programa económico del PP.

Rajoy, en este sentido, ha enviado a los mercados, a los agentes sociales y a los electores un nuevo mensaje de continuidad: el programa lo redactará el equipo del vicepresidente económico, Rodrigo Rato. Así, los secretarios de Estado de Economía, Luis de Guindos, Energía y Pymes, José Folgado y Presupuestos, Ricardo Martínez Rico, junto con el secretario general de Política Fiscal Territorial y Comunitaria, Rafael Cámara. Los dos primeros son hombres de Rato, los segundos, de Montoro. Es decir, la responsabilidad del programa electoral se reparte, a medias, entre el Ministerio de Economía y el de Hacienda. La continuidad, por tanto, está garantizada, al menos en el ámbito programático. La cuestión ahora es si de aquí se puede inferir que ese mismo equipo con el que ha contado Rato será también el equipo económico de Rajoy. Los hombres de Hacienda, en principio, lo tendrían más fácil, sobre todo si, como se especula, Cristóbal Montoro es en la próxima legislatura “superministro de Economía”.

Ricardo Martínez Rico, sobre todo, es una persona de gran confianza de Montoro y ha sido su jefe de Gabinete hasta que fue nombrado secretario de Estado. Luis de Guindos, aunque adscrito al Departamento de Rato, trabajó con Montoro cuando éste era secretario de Estado de Economía, como director general de Política Económica y Defensa de la Competencia y la relación entre ambos es buena. Rafael Cámara, que lleva menos tiempo en el Gobierno, está desempeñando un buen papel como coordinador de las Haciendas Territoriales, cosa que aprecia Montoro. En el ámbito del PP, sin embargo, no creen en la continuidad de Folgado, una vez que no fue nombrado ministro de Ciencia y Tecnología, en contra de lo que se esperaba. Pero todo esto parte del supuesto de que Montoro sea el futuro ‘superministro’ de Economía... o de que Rato quiera continuar al frente de la política económica. Rajoy, por supuesto, tendrá algo que decir al respecto, y ahí es dónde reside la incógnita, porque una cosa es redactar el programa y otra seguir en el Gobierno a partir de 2004 porque lo primero no es garantía de lo segundo. Pero, por lo que parece con los gestos de Rajoy, esa continuidad abarcará ambos aspectos.

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