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Emilio J. González

El PP cae en la trampa

Rajoy dice que dará otra oportunidad al Gobierno y pide mantener perfil bajo, sin darse cuenta de que ya han caído en la trampa, precisamente por ese perfil bajo que no es otra cosa que ausencia de crítica legítima y fundada.

Si ya es lamentable lo de este Gobierno, lo del PP no le va a la zaga. Desde que decidió no hacer nada y dejar que la crisis haga su trabajo de desgastar al Ejecutivo, los de Mariano Rajoy se han quedado sin estrategia. Y quien carece de ella está a merced de la estrategia de su rival. Pues eso es lo que les está pasando a los de la calle Génova, a quienes los estrategas del PSOE les llevan por donde quieren una y otra vez. Es lo que está sucediendo con la dichosa comisión anticrisis, a la que los populares jamás debieron acudir sin contar antes con un documento de propuestas claras y concretas por parte del Gobierno.

En el PP parece que todavía no se han enterado de que Zapatero quiere hacer tortillas sin romper huevos. Su estrategia presupuestaria es la siguiente. Por un lado, el presidente del Gobierno declara intocables una serie de partidas de gasto para poder seguir haciendo lo que quiera, véase las ayudas internacionales. Por otra, en las que considera susceptibles de aplicar la tijera lanza globos sonda para observar las reacciones que suscitan sus ideas y, si son contrarias, las retira. Con lo cual, como haga lo que haga todo va a ser impopular, excepto lo que no quiere hacer –como acabar con el gasto superfluo e innecesario, recortar drásticamente el número de asesores del Gobierno y cerrar toda esa pléyade de ministerios inútiles que ha creado–, no deja margen alguno para recortar el déficit, de la misma forma que no quiere meter mano al mercado de trabajo y a tantas y tantas cosas que hay que reformar en la economía de nuestro país. Con ello está dilapidando el periodo de gracia que le concedieron los mercados, cuando Campa y Salgado visitaron Londres y París para tratar de convencer a los inversores de que no tenían por qué preocuparse por España. Y los mercados, que ya sospechan que, al final, ZP no va a hacer nada de nada, ya empiezan a reaccionar, bien mediante nuevas subidas del diferencial de tipos de interés con Alemania, bien con informes como el de Standard & Poor’s que dejan bien clara su falta de confianza en el Ejecutivo.

En este contexto, el Partido Popular tendría que ejercer de oposición real al Gobierno, poniendo de manifiesto sus incoherencias, sus falsas verdades, su política de propuestas y retirada de las mismas, su falta de ideas y de voluntad para tomar las medias que hay que tomar y, junto a todo ello, plantear a los españoles una verdadera alternativa de política económica. Eso es lo que de verdad teme Zapatero, que se le ponga en evidencia, y para evitarlo se ha sacado de la manga la dichosa comisión anticrisis. Una comisión cuyo propósito es seguir mareando la perdiz con eso de que el Gobierno de verdad gobierna y se preocupa por los problemas de los españoles, cuando hace justo lo contrario. Una comisión cuyo objetivo, también, es amordazar al PP para que no pueda verter críticas contra ellos, maniatarle en el tan necesario como legítimo ejercicio de oposición que debe hacer, envolverle para hacerle copartícipe de los desastres que se pergeñan en Moncloa y después acusarle de que si las cosas van mal es porque los de Rajoy no ayudan a superar la crisis. Eso se veía venir de lejos y, aún así, el PP se mete de lleno en la trampa.

Zapatero les torea como quiere. Les manda un documento con medidas ya aprobadas y ninguna propuesta real para discutir, sólo con el fin de que se haga la foto de la comisión a efectos de propaganda, y los del PP pasan por el aro. Ahora, Rajoy dice que dará otra oportunidad al Gobierno y pide mantener perfil bajo, sin darse cuenta de que ya han caído en la trampa, precisamente por ese perfil bajo que no es otra cosa que ausencia de crítica legítima y fundada. Y todo para que al final esa comisión acabe como el rosario de la aurora y los socialistas acusando de todo al PP. España no se merece esto.

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