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Emilio J. González

Empresas políticas

La pugna entre Acesa y Aurea por hacerse con Iberpistas es mucho más que una cuestión de estrategia entre empresas concesionarias de autopistas; es, sobre todo, una operación política.

Acesa está participada por La Caixa, una entidad financiera que suele trabajar con frecuencia bajo los dictados del presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol. Pues bien, Acesa intentó hace tiempo un acuerdo de fusión con Iberpistas pero ésta lo rechazó porque sabía lo que se le venía encima, esto es, la ‘catalanización’ de la compañía. Y ahora que Aurea e Iberpistas pueden estar a punto de consumar un matrimonio, Acesa ha vuelto a la carga con la presentación de una OPA. Sin embargo, Iberpistas sigue sin sucumbir a la seducción de Acesa, a pesar de que el precio que ofrece es, desde luego, interesante.

Pero, ¿por qué tanto interés por parte de Acesa? De entrada, porque lo quiere La Caixa, que ha anunciado que respaldará la OPA con la concesión de los créditos necesarios para financiarla. Y detrás de todo ello se esconde la intención de fusionar Acesa con Aguas de Barcelona para crear una compañía catalana multiservicios. Una sociedad, por otra parte, a la que le faltarían gas y electricidad para estar completa. De ahí que desde hace tiempo se venga hablando de la posibilidad de una OPA de Gas Natural, que también tiene a La Caixa como accionistas, con el 26,37% de su capital más la parte correspondiente por el 10% del capital de Repsol que, a su vez, posee el 45% de las acciones de Gas Natural. Sería la forma de "catalanizar" ambas empresas y, de esta forma, ganar cada vez más cuotas de autonomía y avanzar hacia una posible independencia viable desde el punto de vista económico.

El Gobierno, por ello, no ve con buenos ojos la posible operación de Gas Natural sobre Iberdrola, que la empresa gasista ha desmentido recientemente. Por el contrario, en los mercados se comenta que la OPA sería de la eléctrica sobre la compañía de gas, y se matarían dos pájaros de un tiro: se resolvería el problema de la "catalanización" e Iberdrola ganaría el tamaño y las sinergias necesarias para ser un competidor eficiente y con peso en ese mercado único eléctrico que se avecina en la Unión Europea si los resultados de la Cumbre de Barcelona pasan de la declaración de intenciones a la realidad de los hechos.

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