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Emilio J. González

La economía imaginaria de Zapatero

Uno de los problemas que tiene Zapatero es que él se cree que con manifestar su voluntad de que se arreglen las cosas, éstas se van a resolver

¿A quién pretende engañar el Gobierno respecto de la situación económica? El Ejecutivo, con Zapatero y Solbes a la cabeza, insiste una y otra vez en que todo lo que está sucediendo no es más que coyuntural, que las cosas se van a resolver pronto y que, en 2010, la economía española estará creciendo, de nuevo, a ritmos del 3 por ciento. A todos nos gustaría que fuera así, pero lo cierto es que el análisis de los datos que van publicándose día a día apunta a todo lo contrario.
 
El último en hablar ha sido el Banco de España quien, en su boletín económico de abril, ha dicho que la economía creció el 2,8 por ciento interanual durante los tres primeros meses del año y que durante el primer trimestre lo hizo a un ritmo del 0,4 por ciento respecto del trimestre anterior. Esto quiere decir que estamos bastante cerca del crecimiento nulo, o incluso negativo, cuando los datos se toman en relación a los tres meses precedentes. Esta cifra debería encender todas las alarmas del Gobierno porque la gravedad de la crisis, lejos de remitir, está acentuándose sin que el Ejecutivo haga o trate de hacer nada al respecto. Las cosas van a peor y no sería de extrañar que, tal y como dijo la Comisión Europea en su informe de primavera, hubiera que volver a revisar a la baja las previsiones para España, ese 2,3 por ciento que Solbes presentó la semana pasada y que, a la luz de los datos que se conocen se antoja, cuando menos, optimista.
 
Porque los datos de empleo y el análisis que de ellos se desprende es bastante preocupante. El Gobierno insiste en que la tasa de paro no va a pasar del 10 por ciento cuando sólo en el primer trimestre de este año ya subió hasta el 9,6 por ciento, como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria. Pero es que la patronal de empresas de trabajo temporal, a quienes les va mucho con esto de la crisis, ya están calculando que el paro subirá hasta el 13 por ciento o el 14 por ciento y cuando lo dicen es porque lo saben bien a través de las ofertas de empleo por parte de las empresas que tramitan. Y es que las cosas no se van a quedar simplemente en la caída del sector inmobiliario. ¡Ojalá! Pero el desempleo ya está llegando a otros sectores, que es lo que detectan las empresas de trabajo temporal, por ejemplo, la distribución comercial, cuyas ventas cayeron el 9 por ciento y ya está ajustando su plantilla a la que está cayendo y a la que está por venir. El Ejecutivo, sin embargo, sigue negando también esta otra realidad, a pesar de que los datos ya están ahí para desmentirle con todas las de la ley.
 
Para complicar más las cosas está el Euribor, que sigue subiendo. Aquellos que tengan que revisar su hipoteca el próximo mes se encontrarán con que ésta va a encarecerse otros 600 euros anuales, lo que está frenando el consumo al reducir el poder adquisitivo de las familias. El Gobierno se las promete muy felices con el acuerdo alcanzado con la banca para poder alargar los plazos de la hipoteca sin costes. La cuestión es si la gente está dispuesta a ello y si los bancos lo van a aceptar. En cualquier caso, esto no es más que un parche, un pequeño alivio, que no una solución porque, en este sentido, hay que tener en cuenta un segundo factor que también pone de manifiesto el Banco de España: la subida de los precios, en especial de los alimentos y el petróleo, que también merma la capacidad de consumo de las familias. La crisis está servida.
 
Para completar el cuadro de datos nefastos está el déficit exterior, que, según el Banco de España, sigue subiendo, lo que provoca que la necesidad de la economía española de financiarse en el exterior, en unos tiempos de crisis financiera, vaya a más. Y la cuestión es de dónde van a salir esos recursos cuando en los mercados financieros nadie se fía de nadie. En el pasado, esto se solventaba devaluando la peseta, pero ahora que tenemos euro no es posible devaluar. A pesar de ello, el Gobierno sigue tan tranquilo.
 
Uno de los problemas que tiene Zapatero es que él se cree que con manifestar su voluntad de que se arreglen las cosas, éstas se van a resolver; que con negar la evidencia, ésta va a dejar de existir. Supongo que esa resistencia pertinaz por parte del Ejecutivo a admitir lo que está pasando y dejarse de falsedades y de interpretaciones ilusorias tiene mucho que ver con esta forma de ser del presidente del Gobierno. Pero Zapatero está para gobernar, incluso la economía, por mucho que le pese, no para dedicarse a crear mundos artificiales, ilusorios, con el fin de no mirar cara a cara a los problemas y pretender que todos los demás nos lo creamos.

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