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Emilio J. González

Zapatero pone a España contra el mundo

E.On, en vez de acudir al organismo presidido por Manuel Conthe, ha optado por buscar amparo en las autoridades estadounidenses, lo que constituye un mensaje claro y diáfano acerca de la desconfianza en los organismos reguladores españoles.

La batalla por el control de Endesa acaba de entrar en una dinámica que debería invitar al Gobierno a pararse un momento a reflexionar sobre las consecuencias que pueden acarrear los derroteros por los que ha empezado a transitar todo este feo asunto.

Este lunes, E.On anunció la presentación de una demanda contra Acciona… en Estados Unidos. Con ello, desde luego, la eléctrica alemana pretende parar los pies a la constructora española y enseñarle claramente los dientes. E.On acaba de volver a dejar claro que va a por todas, que no tiene la menor intención de renunciar a su intento de adquisición de Endesa y que está dispuesta a emplear todos los medios a su alcance. Pero el verdadero quid de la cuestión de la última maniobra germana no reside ahí, sino en el hecho de haber presentado la demanda en Estados Unidos.

En teoría, E.On podía haber acudido a los organismos reguladores españoles, o sea, a la CNMV, para que esta tomase cartas en el asunto, ya que las acciones que está llevando a cabo la constructora de los Entrecanales alteran de manera descarada el normal desarrollo de la OPA de los alemanes sobre Endesa. Sin embargo, E.On, en vez de acudir al organismo presidido por Manuel Conthe, ha optado por buscar amparo en las autoridades estadounidenses, lo que constituye un mensaje claro y diáfano acerca de la desconfianza en los organismos reguladores españoles y de la inseguridad que supone invertir en nuestro país. Un mensaje que E.On acaba de trasladar tanto al Gobierno como a los inversores de todo el mundo.

La eléctrica alemana también podía haber optado por dirimir sus diferencias con Acciona y el Gobierno, a quien acusa implícitamente en su demanda de estar detrás de las operaciones para frenar su entrada en el accionariado de Endesa, en los tribunales españoles, alegando, por ejemplo, que la reforma de la normativa sobre OPAs que pretende llevar a cabo el Gobierno no debería aplicarse en este caso porque supone un cambio de reglas de juego, en medio de la partida, que vulnera claramente sus derechos. Pero E.On., también en este caso, ha optado por defenderse fuera de España, dejando patente con ello que aquí puede imperar en cualquier momento la inseguridad jurídica, como si España, de la noche a la mañana, se hubiera transformado en una república bananera.

La elección de Estados Unidos a la hora de que E.On busque amparo tampoco es gratuita. Allí, de entrada, la demanda de E.On puede crear problemas tanto a Acciona como al Santander, el financiador de los movimientos de la constructora. Asimismo, otorga visibilidad internacional a los irregulares acontecimientos que están teniendo en España, que es lo peor que le podía pasar a nuestro país de cara a la captación de inversiones internacionales. Pero es que, además, unos meses antes de que E.On entrase en escena, los embajadores de Estados Unidos y Alemania ya se quejaron ante Zapatero de las trabas e impedimentos para que las empresas de sus países se hagan con contratos en España o puedan adquirir compañías con pasaporte español. Por tanto, ya que por parte española hay un componente político muy fuerte en todo lo que viene aconteciendo desde hace más de un año en torno a Endesa, E.On contrapone otro componente político también muy fuerte cuyas consecuencias pueden acabar pagando otras empresas y bancos españoles que nada tienen que ver con el asunto.

El Gobierno, por tanto, haría bien en pararse un momento a reflexionar sobre las consecuencias que puede acarrear todo lo que viene sucediendo en torno a la OPA de E.On sobre Endesa de un tiempo a esta parte y preguntarse si merece la pena pagar una factura muy elevada, en forma de desconfianza internacional hacia la economía española y de descrédito mundial de sus instituciones, en forma también de pérdida de contratos y posibilidades de internacionalización de nuestras empresas, solo por defender a Endesa, a cualquier precio, de una toma de control por parte de los alemanes que, en última instancia, ha venido auspiciada por el propio Ejecutivo. Porque E.On está poniendo al mundo contra España mientras Zapatero pone a España contra el mundo.

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