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Encarna Jiménez

Buenafuente y Wyoming

Viéndolos en paralelo, se nota algo más de frescura y preparación en Buenafuente, lo que acentúa el lado antiguo de Wyoming

Andreu Buenafuente y el Gran Wyoming se han visto las caras en la noche del miércoles y, si hay que apostar por alguno, el que lleva las de ganar, al menos a la larga, es el catalán. TVE le ha hecho un hueco semanal a Wyoming que ha vuelto a televisión con un magazín titulado “La azotea”, curiosamente la traducción del nombre de la productora de Buenafuente, “El terrat”. Pero ahí no acaban las similitudes. Ambos empiezan con monólogos, son “showmen”, visten de negro, hacen entrevistas, critican los “reality” y les encanta sacarle punta a Letizia y el Príncipe.
 
Barcelona con barco, frente a decorado urbano de Madrid y algo que salta a la vista, el formato lo domina más Buenafuente que, además, “actúa” en Antena 3 tres veces por semana en vez de una. Él es el dueño del cotarro empresarial y no un contratado estrella, se pega más a la actualidad y es más joven.
 
Buenafuente es un tío sin complejos y mezcla lo catalán con lo “charnego”. Después de algún fracaso al no enganchar con los telespectadores de una cadena nacional, ha tenido éxito en Antena 3 con “Homo zapping” y se conoce el mundo de la televisión por todos los costados. Esta semana se ha enfrentado con cierto éxito contra las “Crónicas marcianas” de Javier Sardá en Telecinco, al que le ha dado otro bocado, y ha erosionado a TVE quitándole protagonismo a “Las cerezas” de Julia Otero.
 
“La azotea” de Wyoming está producida por “Ganga”, la que hace “Cuéntame cómo pasó”, de ahí que fuera Imanol Arias, protagonista de la serie de TVE, el invitado estrella para el debut. Política de empresa. Es la que hace también Buenafuente al mencionar continuamente a Antena 3, no sólo por obligación, sino como una estrategia para recordar a sus fans, numerosos en Cataluña y la Comunidad Valenciana, de que ahora lo encuentran en esa cadena y no en TV3.
 
Al verlos a la vez enfrentados y parecidos se aprecia que cada uno cultiva el amor de sus seguidores acompañado de su equipo habitual y sus manías personales. Wyoming, a pesar de estar en una cadena pública, hace más referencias al sexo y se mete con la religión católica. Buenafuente no es tan “pelícano” y algo más irreverente, pero con gracia, en lo referente a la Familia Real. Cuenta con la ayuda de los miembros de “La Cubana” que le funcionan mejor, como Corbacho, y lleva con aire las entrevistas a ciegas, como fue el caso de la que le hizo a Sara Montiel.
 
Viéndolos en paralelo, se nota algo más de frescura y preparación en Buenafuente, lo que acentúa el lado antiguo de Wyoming. En esta guerra de la noche, en la que entre todos intentan acabar con la hegemonía de Sardá, sólo se puede elegir entre matices de humor, pero cabe la satisfacción de saber que no hace falta que la gente grite tanto a horas intempestivas para conseguir audiencia.

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