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Encarna Jiménez

El panorama de Julián Lago

El fichaje de Julián Lago por Canal 9, la televisión autonómica valenciana, para hacerse cargo de un programa de información y debate titulado “Panorama de actualidad” ha puesto de manifiesto, una vez más, el escaso sentido que tienen los llamados terceros canales, esos que se crearon con la excusa de desarrollar las culturas regionales y que se han convertido en el ejemplo más diáfano de pueblerinismo y manipulación política.

El desembarco de Julián Lago y sus contertulios en Valencia, donde brillancon luz propia la "Tómbola” de Jesús Mariñas y “La música es la pista”, presentada por Mar Flores, ha excitado a los que no quieren ver cómo “los de Madrid” ocupan la parrilla de la televisión autonómica valenciana, un ente que, en teoría, fue creado para difundir el valenciano y otras manifestaciones de la cultura autóctona. Los enemigos del fichaje de Lago, así como de la participación de Pilar Ferrer, Sánchez Dragó, Carlos Dávila y otros “foráneos” contratados habitualmente por el canal valenciano, suelen ser partidarios de que en Canal 9 se hable únicamente valenciano, pero no sólo por razones ideológicas, sino para que el pastel se reparta sin salir de las fronteras autonómicas y que la ración sea mayor.

Desde que el Partido Popular gobierna en Canal 9, el bilingüismo se ha hecho efectivo, como dicta el estatuto de autonomía y es de justicia. Pero el no cerrar las puertas al español y los españoles pone de paso de manifiesto que los canales autonómicos son un lujo innecesario. Las coproducciones de los canales que componen la FORTA hacen que los programas cada vez sean menos autonómicos y más intercambiables. Para ahorrar, tienen que compartir; para compartir, han de unificar criterios y, en cuestión de lengua, tienen que utilizar la que es común a todos ellos: el castellano. Tan sólo la televisión catalana y la gallega tienen como vehículo casi único el gallego y el catalán con buenos índices de audiencia. En Canal 9, el público sigue los programas fáciles, en el idioma que sean, y en Canal Sur no tienen siquiera el problema. Menos lo tendrán los canales de Bono e Ibarra en el futuro.

Vista esta situación, cuando los canales autonómicos principales han cumplido su primera década y cada vez se desdibujan más las fronteras entre televisiones públicas o privadas, de cobertura nacional o regional, cabe preguntarse: ¿para qué sirven los canales autonómicos? ¿Qué añaden al panorama audiovisual?

Pero no me contesten ahora...

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