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Encarna Jiménez

El reportaje del pánico

Hacer reportajes con cámara oculta puede ser un método poco recomendable en algunas ocasiones, pero en otras es el único camino para conseguir retratar una realidad espeluznante. En “La cara oculta de Euzkadi”, emitida por Tele 5 y producida por “El Mundo TV”, se nos ofreció el testimonio del pánico. No sólo del miedo con el que se vive en el País Vasco, sino del que produce en cualquier persona de bien ver a medio pueblo convertido en jauría humana.

Los reporteros de “El Mundo”, a los que un jefe de prensa de Herri Batasuna declaró proscritos y sin ningún derecho a asistir a convocatorias a los medios de comunicación, se introdujeron subrepticiamente, y con evidente riesgo, en ikastolas, plenos municipales, Herriko tabernas y manifestaciones con gritos de apoyo a ETA para mostrar la verdadera faz de una parte de la sociedad vasca que está dispuesta a matar, extorsionar y condenar a los no nacionalistas.

Los testimonios de concejales que abandonan sus cargos por no poder resistir la amenaza constante eran, sin duda, dramáticos, pero lo que resultaba más siniestro era ver al párroco de Oyarzun confirmando lo que denunciaba Consuelo Ordóñez : La Iglesia se niega a hacer funerales “por separado” a las víctimas del terrorismo etarra. Un asesinado por la banda terrorista no tiene derecho a una misa en la que se recuerde el “No matarás”. Ni siquiera a celebrar un aniversario en el que se pueda pronunciar el nombre de la víctima.

Las evidentes dificultades para la grabación de ”La cara oculta de Euzkadi”, que impidieron por su propia naturaleza clandestina que el sonido y la imagen fueran suficientemente nítidos, tuvieron, sin embargo, un efecto esclarecedor: No se puede vivir, no se puede contar, no se puede ver. Un documento en el que vemos cómo se insulta y amenaza, cómo se comporta una parte de la población para acabar con los demócratas es siempre necesario. La cámara oculta, a veces, imprescindible.

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