El director de RTVE, Javier González Ferrari, ha empezado una carrera que, si no es suicida, es irresponsable, al negarse a aceptar el Plan de Viabilidad de la SEPI. Él quiere estar al pan y a las tajadas: por un lado le gusta ser político de confianza, que le consulten y estar de acuerdo con el Gobierno que lo nombró, y por otro se presenta como un sindicalista de alto “standing” que, en cuanto trabajador de plantilla de RTVE, le preocupa más conseguir privilegios corporativistas que ayudar a solucionar la madeja del ente público.
Aunque hay muchas dudas sobre las recetas que propone la SEPI para ir rellenando el agujero de pérdidas de TVE, el hecho de que González Ferrari se sitúe en contra porque dice que no había participado en la elaboración del plan supone un buen tropezón para las intenciones del Gobierno. Posiblemente a González Ferrari no lo han tenido muy en cuenta, cosa que, a la vista de su contradictoria actitud hasta parece razonable, pero él mismo se ha puesto en el disparadero adoptando una postura que ni puede gustar al Gobierno ni convence a la oposición. A todas estas, si González Ferrari está en la cuerda floja se lo deberá al serial del diario ABC sobre los planes de la SEPI que acabaron poniéndolo de los nervios y lo llevó a hacer evidente hasta qué punto había sido superado por los acontecimientos.
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