La crisis de los programas de entretenimiento en las televisiones generalistas está llevando al cine a ser el salvavidas de la parrilla. Caen de la programación magazines humorísticos como “La última noche”, y pronto tendremos una película en su lugar. Si series españolas como “Dime que me quieres” o “El botones Sacarino” emprenden la cuesta abajo, se acaba echando mano de una película de campanillas para librar la pelea por la audiencia. A TVE se le llena la boca con el cine español, al que ayuda a financiar.
Informativos serios y rosas siempre traen noticias del séptimo arte y los actores nutren concursos y programas de todo pelaje. En lo que llevamos de año, tan sólo el culebrón mexicano-español “El secreto” ha levantado la audiencia de su franja horaria y los ánimos de los productores españoles de series, que están viviendo un momento de depresión después de unos años dorados.
Por si fuera poco, los que trabajan en televisión, si pueden, hacen cine (Pablo Carbonel, Javi Martín, Wyoming, actores de series juveniles) y convierten sus programas en altavoces de sus estrenos cinematográficos. Si a esto unimos programas clásicos para cinéfilos como “ Que grande es el cine” de Garci, “Versión original “, “Días de cine”, “Cartelera” o “Cine de barrio” tendremos que sacar la conclusión de que la televisión vive gracias al cine y sólo se interrumpe la sesión para dar cuatro voces, tres noticias y un montón de dinero en los concursos.
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