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Encarna Jiménez

Huir del hotel

El estreno en Telecinco de “Hotel Glamour” ha dado la medida de lo esperado. Meter a Dinio, Yola Berrocal, Encarni, Pocholo Martínez-Bordiú, Tamara, Aramis Fuster, un peluquero que imita a Toni Casal, Frank Francés, Jorge Berrocal y Estíbaliz Sanz en una casa durante tres meses es como para salir huyendo. La mezcla de “Gran Hermano” y los programas del corazón han producido un monstruo que será administrado por “Gestmusic” con su habitual sentido comercial.

Ya se ha puesto en marcha la maquinaria en Telecinco para, desde la mañana a la noche, desde “Día a día” a “Crónicas marcianas”, toda la programación de la cadena nos sumerja en el falso mundo de unos sujetos que quieren ser tan populares como el que más. El concurso no tiene más finalidad que ir desnudando a diez personajillos que se han movido ante las cámaras para ver lo que dan de sí.

Antena 3 ensayó una fórmula parecida con “La isla de los famoSOS”, y no le salió del todo mal, teniendo en cuenta los fracasos que acumula la cadena de Telefónica en este tipo de programas (“El bus” y “Escuela de actores”). Ahora la productora de “Operación Triunfo” intenta sacarle partido a una idea en la que el mundo rosa y el esquema de “Gran Hermano” se unen para producir pingües beneficios. Como en este programa el esquema es menos rígido, la perversa sabiduría de la productora sabrá administrar las dosis de sinceridad y mentira imprescindibles para tener al público pendiente de los altibajos emocionales de los habitantes de un hotel de pega.

Aunque no puede descartarse que se desvelen aspectos de la personalidad de los participantes dignos de análisis, la puesta en escena el primer día, con Jesús Vázquez de maestro de ceremonias, no ha podido ser más decepcionante. Se había anunciado que “Hotel Glamour” era una mirada irónica sobre el mundo del “famoseo”, pero nos encontramos con diez participantes que lloraban con la familia como chicos de “Operación Triunfo”. Después de este programa, el “glamour” ya nadie va a saber lo que es, si plumas y sedas, rimmel corrido o tangas tumefactos. La noria de los famosos está siendo explotada al máximo y tan sólo esperamos en esta vuelta de tuerca de los “realities” que se pongan a tiro del telespectador los directivos de las cadenas para ver si resisten una encerrona como la que están haciendo a un público que en el pecado del cotilleo llevan la penitencia de tener consumir raciones inmensas de basura manipulada.

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