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Encarna Jiménez

Los informativos de TVE, a la baja

La inercia de los telespectadores para servirse de la información que suministra TVE se está acabando. En las dos últimas semanas ha empezado a sonar la alarma en la mayor televisión pública al ver cómo los telediarios perdían su tradicional hegemonía. Unas veces Telecinco, que tiene un horario diferente, aunque solapado, y otras Antena 3, han tenido más audiencia que la “La Primera”. Aunque la ventaja de las cadenas privadas sólo se ha dado de manera puntual, parece evidente que la primacia de TVE ha empezado una cuesta abajo que no es coyuntural.

Este hecho no tiene que ver solamente con la guerra, a la que TVE dedica más horas que ninguna otra cadena, ni a las críticas de la oposición, sino que se ha manifestado ahora de manera muy clara que los españoles ya no consideran que los telediarios de referencia, inevitables y casi obligatorios son los de la cadena pública. Una parte de los telespectadores son seguidores de Tele 5 en su conjunto, cuya programación está trabada y se autoalimenta. Sus informativos tienen, dentro de unas reglas convencionales, algunos elementos que la diferencian y satisfacen a sus clientes. En general sus cifras no son apabullantes, pero han ganado posiciones aprovechando un planteamiento más crítico con el Gobierno.

Antena 3, por su parte, le viene mojando la oreja a TVE tanto en la primera como en la segunda edición del telediario. Sus presentadores, de la cantera de TVE, tienen a favor una popularidad que les viene dada por su larga trayectoria, como es el caso de Matías Prats y Olga Viza. Si a eso se añade la especial atención a los deportes y la general coincidencia con los planteamientos informativos de TVE, se puede entender que los telespectadores encuentren en esa cadena la misma familiaridad que si conectaran con la tele de toda la vida.

Otro bocado se lo llevan las cadenas autonómicas, que tienen un público fiel y hasta cautivo. Y a estas se unen televisiones locales y distintas plataformas audiovisuales a las que acude un porcentaje de telespectadores que, aunque es minoritario, crea tendencia. Esta fragmentación evidencia que el público ya no considera que con todos los recursos humanos y económicos de TVE, la cadena todavía líder de audiencia en su conjunto, les haya de ofrecer una más completa información que los medios privados.

Si, como estamos viendo, en el ranking de los informativos ya no gana siempre TVE, habrá que poner en cuestión, una vez más, lo que cuesta mantener un mastodonte que obtiene sus mayores audiencias con “Ana y los siete” y “El tiempo”. Y, en este punto, los políticos caerán en la cuenta de que ya no tiene el mismo interés gastar tanto dinero del contribuyente en unas televisiones que no les garantizan unos informativos triunfantes y a su servicio. Pero, para esa conclusión parece que aún falta un tiempo, el necesario para que la infidelidad de los telespectadores se manifieste de manera más contundente.

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