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Encarna Jiménez

Mayor se crece

El cara a cara de Borrell y Mayor Oreja en Antena 3, a cinco días de las votaciones y con la incógnita de lo que harán con TVE, ha revelado que el candidato del PP se ha ido creciendo en la campaña mientras que Borrell se ha quedado estancado. El ciclo de ascenso del PSOE lo va a llevar a la victoria, pero en este debate que, a pesar de todos los acuerdos ante notario entre los dos partidos, ha tenido algo más de flexibilidad y humanización, se ha podido entrever que habrá un día en el que los jefes de campaña no serán los enemigos de la información si los candidatos están dispuestos a hablar.
 
El azul dominante de Telecinco ha dejado paso a la introducción de los tonos rojos en el vestuario de la moderadora, la corbata de mayor Oreja y una carpeta junto a Borrell. Unas pinceladas que daban algo más de vivacidad a un escenario que no molestaba. Pero quizá lo más importante es que, en menos de una semana, el telespectador podía hacerse una idea de que se iba aprendiendo a debatir en televisión, y el que más había avanzado había sido el candidato del PP.
 
Quizá era innecesario que la moderadora introdujera los bloques recordando que estaban pactados y haciendo mención a los tiempos. Si se hubiera callado, hasta hubiéramos podido pensar que los argumentos podían sustituir al diálogo de sordos y la sucesión de "spots", pero no disimuló nada a la hora de mediar entre los protagonistas. Mayor, que no consumió el tiempo, acabó sonriente. Borrell, que tiene el problema de llevar lecciones aprendidas pero no transmitir mensajes inteligibles, da cierta sensación de impostura o de teatralización. Esto le hizo perder frente a un Mayor Oreja que llevaba un traje de su talla.
 
Varios fueron los puntos fuertes de Mayor: estaba más seguro, demostró que sí se sabía la lección y tenía una idea clara a la hora de pedir el voto: el avance español desde el punto de vista económico, la presencia de España en el panorama internacional y la defensa de los intereses de nuestro país en Europa. En la despedida, Mayor Oreja hizo mención a España y los españoles unas veinte veces y dio reiteradamente las gracias a los que los seguían y a los que los apoyan, mientras que Borrell, con un discurso muy ensayado, habló de conceptos más etéreos.
 
Mayor, sin complejos y con un lenguaje más cercano, llamó mentiroso y corrupto a Borrell sin que el contendiente se diera por aludido, le recordó su fracaso en el parlamento español con el lío del "devengo" y se apoyó en los últimos acontecimientos a nivel internacional –resolución de la ONU, ausencia en el aniversario de Normandía y pacto entre Bush y Marruecos- para hablar de la pérdida de peso de España en el mundo en los últimos meses.
 
Probablemente, al contrario de lo que dijo la moderadora, este debate no moverá demasiado el voto, pero demostró que incluso puede que llegue el día en que haya debates de verdad en televisión. Entretanto, Mayor Oreja ya le ha perdido el miedo a las cámaras, al reloj y al contrincante.

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