Los planes del Gobierno sobre RTVE siguen sembrando la confusión. Esta semana se han manifestado en diferentes foros Javier González Ferrari, en una conferencia en el Club Siglo XXI, y la SEPI, facilitando papeles “secretos” sobre el plan de viabilidad del Ente público RTVE que el diario “El Mundo” ha publicado en las páginas de Economía del domingo. El actual director dijo que en tres años se arreglaba todo y la SEPI, con papeles que ya suenan a viejos, dice que la reconversión de RTVE costará 1,3 billones de pesetas.
González Ferrari, que lo dan por amortizado, pero que aún tiene salud como para presentarse ante el público dando su versión sobre el presente y el futuro de RTVE, sigue representando su papel de defensor de la casa y sus habitantes. Nunca habla de que sobran 5.000 trabajadores ni parece que esté dispuesto a dedicarse a aclarar las cuentas. Con no tener resbalones políticos ya se da por contento. Por su parte la SEPI, organismo que tiene que encontrar una salida al agujero que el Ente supone para las arcas del Estado, no para de presentar estudios que suenan a informes reciclados y poco contrastados. Entre las cuentas fantasmagóricas de unos y otros, la casa sigue sin barrer. Nadie explica si es viable cerrar los centros regionales, cuánto cuesta ponerles el cerrojo y si eso va a ser posible. Tampoco cuánto se gasta en personal, y por tanto, si el ahorro mayor vendría por la jubilación o el despido de miles de trabajadores. Nadie cuantifica, centímetro a centímetro, por dónde vendría el ahorro y se echa mano de grandes cifras y propuestas que muchos creen inviables.
Si, desde que llevan los distintos directores diciendo que van a sanear RTVE, se hubieran puesto a recortar, tacita a tacita, los gastos, es probable que no se hubiera seguido ahondando en el agujero del déficit, pero este juego en el que parece que González Ferrari representa un papel --de profesional del medio-- y la SEPI de organismo de control económico que anuncia planes que tropezarán con trabas políticas o corporativistas y no sabe si podrán llevarse a cabo, dan que pensar sobre las ganas que tiene el Gobierno de aclarar las cuentas del Ente.
Una vez más entran en colisión los intereses partidarios de controlar desde el poder la golosina de la televisión de mayor audiencia y la necesidad de ponerle freno a lo que tiene que pagar el contribuyente por un servicio que es prescindible en los actuales términos. Tanto González Ferrari como la SEPI están mareando la perdiz sin hablar claro. Nadie cuenta la verdad porque no quieren decir que hasta el saneamiento de las cuentas lo han planteado de tal manera que nos costará muy caro, tanto en la versión de emplasto como en la de cirugía.
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