Menú
Encarna Jiménez

¿Quién gasta más?

Las negociaciones entre la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y los sindicatos de TVE para acometer un plan de futuro del Ente Público están en un momento crítico. Los trabajadores de plantilla de la mayor televisión pública amenazan con una convocatoria de paros para defender sus intereses, mientras la SEPI intenta llegar a un acuerdo para ir recortando gastos. La situación económica de TVE no ha mejorado en los últimos años, por el contrario, sigue siendo cada vez más grave y complicada, pero ya no cabe cerrar los ojos ante unas cifras de pérdidas que producen vértigo.

En estos momentos, hay 9500 trabajadores clasificados en 155 categorías laborales que prestan sus servicios en el Ente, pero ellos no son los únicos que consiguen que TVE sea la cadena que tiene mayor audiencia. Los contratos con empresas externas, que producen programas de entretenimiento como concursos, galas y series, son rentables desde el punto de vista de la audiencia conseguida, pero es cierto que, en muchas ocasiones, les salen las cuentas por contar con la infraestructura de TVE. Los sindicatos defienden los derechos de una plantilla mastodóntica en la que hay gente que trabaja duro y otros que viven en un paraíso laboral que ya quisieran tener los contratados por las productoras privadas. Ahí se da la primera paradoja de este endiablado conflicto: los sindicatos no defienden a los que están en peor situación, sino los derechos adquiridos de un grupo en el que hay profesionales que cumplen con su obligación y otros que son un peso muerto para nuestras economías.

Del lado de las empresas externas hay quien le está sacando las castañas del fuego a TVE y otros que no le reportan el menor beneficio, ni cultural ni económico, a la televisión pública y hay que distinguir de alguna manera entre ambas. La SEPI tiene una difícil papeleta para intentar que TVE siga siendo líder de audiencia eliminando gastos superfluos. Este debería ser también el objetivo de los sindicatos y de la propia dirección de TVE, pero la tela de araña fabricada durante años puede acabar atrapando de nuevo a todas las partes. En los próximos días habrá acusaciones sobre quién gasta más y quién lo emplea peor, si las empresas externas o la maquinaria interna. Sin duda nos cuesta más el artefacto y también hay listillos intermediarios que pillan sin riesgo, pero el resultado para nuestro bolsillo es el mismo: la ruina. Si la SEPI encuentra alguna solución, aunque sea parcheando, a este perverso mecanismo habrá que celebrarlo como una victoria histórica. Sin embargo, ¿Quién puede ser optimista en un asunto en el que políticos, plantilla y empresas influyentes se niegan a perder posiciones?

En Sociedad

    0
    comentarios