La continuidad de uno de los filones mayores de la producción televisiva, el del género de ficción, está en peligro. El voluntarismo de la temporada pasada todavía puso en marcha algunos nuevos proyectos que, en su mayoría, fracasaron, y mantuvo el aliento de series ya consolidadas como "Compañeros", "Policías", "Periodistas" y "Siete vidas". El agotamiento de los guiones y la búsqueda por parte de las cadenas de rentabilidad inmediata y soluciones fáciles hizo que no se apostara tan fuerte por las series de ficción, que venían siendo la gallina de los huevos de oro desde hacía cinco años y el refugio de un montón de actores, guionistas y técnicos. Si en la temporada 2000-2001 se comprobó la desaceleración de la máquina de ficción, en los próximos meses parece que se va a acentuar la tendencia a la baja.
Varios son los síntomas de la crisis, pero quizá el primero sea el abandono de los protagonistas de las series que funcionan. José Coronado no sabemos si volverá a "Periodistas", Javier Cámara deja "Siete vidas" y la pareja más popular de "Compañeros" se marcha. Por su parte, TVE , a la que sólo le funcionó la mediocre "Ala... Dina", de la que desertó Paz Padilla, y "Un chupete para él", hace tiempo que abandonó la época gloriosa y dadivosa de las grandes series literarias y biográficas que impulsaron los directores generales de la transición y Pilar Miró en la época socialista. Frente a "Los gozos y las sombras" , "El Pícaro", "El Quijote" "La barraca" o "Ramón y Cajal", tenemos este otoño dos producciones timoratas como "Miguel Hernández" o "Severo Ochoa", hechas a medias con la Generalitat valenciana y comprimidas en dos capítulos de 90 minutos.
Con estos indicios habrá que temer que en las series españolas se puede poner el cartel de "Continuará.... aún peor".
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