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Encarna Jiménez

Sevilla tuvo que ser

Telecinco ha dedicado este fin de semana más de seis horas de su programación en “prime time” al concurso Miss España 2003. Hace poco más de un año, la producción de más éxito de la cámara oculta de El Mundo TV, destapó los “tejemanejes” de los organizadores gracias a una infiltrada que consiguió poner en jaque un concurso que, como pudo comprobar toda España, estaba bastante corrompido. Parte de los antiguos responsables han dejado sus puestos con lo que el concurso corría el peligro de desaparecer, algo que no sería de lamentar. Sin embargo, aunque con menos derroche y alegría que antaño, la 43 edición se ha celebrado gracias al patrocinio de un complejo vacacional de Oropesa del Mar, en Castellón.

En una carpa, que no era un marco incomparable, sino simplemente digno, el inevitable Jesús Vázquez y Paulina Rubio presentaron un desfile tedioso en el que participaron 52 mujeres, perfectamente intercambiables, con nombre de provincia. Para que no hubiera duda sobre la limpieza del proceso, el jurado, presidido por Javier Montini –un profesional clásico y decente del mundo rosa– actuó en directo y con notario. Sus votos, dictados en la final a la manera de Eurovisión, daban transparencia al proceso, complementado con los votos del público. Si no se conseguía un espectáculo brillante, al menos se veía que no había chanchullos.

Después de dos galas casi interminables, la corona que ha sostenido en precario durante le pasado año la andaluza Vania Millán, fue a parar a la cabeza de otra morena –sólo había un par de rubias entre las concursantes– del sur. Miss Sevilla, con la compañía de la guapa de Málaga y la de Salamanca, intentará sacara algo de provecho a un certamen que no da para más.

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