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Encarna Jiménez

Un presidente sin periodista

Alfredo Urdaci, jefe de los informativos de TVE, tiene una gran voluntad de servicio, pero no es un periodista eficaz. La entrevista que le hizo a José María Aznar el día en el que se disolvían las Cortes, se convocaban oficialmente las próximas elecciones, y la renuncia de todos sus cargos podía dar lugar a una secuencia dramática como la que ha hecho llorar a cientos de militantes en los últimos días, eran material suficiente como para que una comparecencia de media hora en “La Primera” tuviera mayor interés y estuviera más pensada.
 
La puesta en escena de la entrevista no era de llamar la atención, nada que ver con la escenografía que veremos en la inminente campaña electoral. Parece que no quieren llamar la atención con presentaciones espectaculares, pero una vez que se arrostra el riesgo de ser acusado de poner la televisión pública al servicio de lo que puede ser un fin partidista, aunque sea por respeto a la audiencia, habría que estar a la altura de las circunstancias.
 
Hay tantas razones para realizar una entrevista en el momento actual al ya presidente en funciones como para no hacerla y cubrir la información con la comparecencia que Aznar realizó ante los medios un par de horas antes de la emisión de la entrevista en TVE, pero una vez que se hace, es de agradecer que las habilidades del periodista aprovechen la oportunidad de sacar lo más noticioso o espectacular del entrevistado.
 
Ante un periodista que no elude ningún tema de interés, pero se comporta como un funcionario aseado, el interlocutor responde de forma mecánica, y esto fue lo que ocurrió. El mensaje de Aznar estaba claro: defensa de la Constitución, énfasis en los logros económicos y llamada a la estabilidad, que debe interpretarse como continuidad. Los elogios a Rajoy preparaban el camino del futuro electoral y sus referencias al terrorismo fueron, como corresponde, tan sentidas como eficaces.
 
En un día histórico, ante la novena convocatoria de elecciones de la democracia y con un balance de ocho años del periodo Aznar, la entrevista del jefe de los servicios informativos de una televisión que es una sangría económica, quedó en evidencia la asignatura pendiente que el Partido Popular tiene con los medios públicos de comunicación, en los que la calidad y el buen hacer son sustituidos por una discreta cortesía que será denunciada como sosa propaganda.

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