Hay madres crueles que están dispuestas a castigar a sus hijos en público con tal de salir en la tele. Con ese material, madres vengativas, hijos caraduras y plató con 500 extras, ha comenzado en TVE “¡Ay mi madre!” conducido por Inés Ballester. El programa es una basura en forma de “talk show” que ronda el 23% de audiencia, lo que es una alegría para la cadena pública en términos económicos, pero es un ejemplo de lo que no hay manera de justificar desde el punto de vista de la calidad y el servicio a la comunidad.
Inés Ballester es una mujer que está preparada para cualquier eventualidad. Ha hecho informativos, programas de debate, de sucesos, ha presentado “El Bus” y ha sustituido a Ana Rosa un montón de veces. Con esa experiencia, y algún kilo más de los que tenía en Antena 3, que le caen bien, no es de extrañar que lleve con soltura un programa que, moralmente, no hay por donde cogerlo.
El colectivo de madres, hartas de que sus hijos no trabajen, lleven el pelo largo o no haya manera de que busquen novia o se independicen es amplio, pero la manera de vengarse ridiculizándoles es bastante bochornosa. Lo decía un pobre hijo de Teruel, que no acababa de entender cómo su madre le sometía a la humillación de buscarle novias de alquiler que hacen chistes verdes. Quizá lo único que se saca en claro de un programa así es que a tales madres, tales hijos y tal televisión pública.
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