La noticia política del día, y lo seguirá siendo durante un tiempo, es la encuesta del diario El Mundo tan favorable para Zapatero y sus intereses electorales. No es tanto una noticia sociológica en sí, porque las encuestas atraviesan uno de los peores momentos de credibilidad. Bien reciente el caso francés donde el ascenso de Le Pen no fue detectado, ni de lejos. Pero también en estos lares las encuestas han dejado de ser una referencia para el análisis electoral y, hasta el momento, ni tan siquiera las de a pie de urna han conseguido éxitos resaltables. En ese supuesto, las francesas no han fallado. Algo es algo.
En España, las que merecen más credibilidad son las del CIS. Las empresas privadas no han conseguido hasta el momento un prestigio incontestable. Podría decirse que las encuestas fallan tanto como una lógica del propio negocio, porque si no fallaran su carácter profético dejaría de resultar aleatorio, y no se recibirían tantos encargos.
Como dice el propio periódico, estos resultados de Zapatero se producen cuando tiene toda la sintomatología en contra, con lo que su figura resulta prometeica. Mientras desaparece Lionel Jospin en Francia, por los mismos errores que aquí está amplificando Zapatero, éste resulta que emerge. Cuando el PSOE ha cerrado filas con tiempo tasado, hasta las elecciones del 2003, la encuesta resulta un espaldarazo. Pero, sobre todo, es la primera encuesta que acredita a Zapatero tras la crisis del PSE, y la percepción generalizada de un rechazo –lo detectó un reciente barómetro del CIS, aunque cabe dudar del oportunismo de la pregunta– entre los electores en toda la piel de toro. Zapatero viene intentando a cualquier precio legitimar su golpe de mano contra Nicolás Redondo, con persistente interés, a tal fin, de ser recibido en Moncloa. Esta encuesta cumple, en parte, ese objetivo de cierre de una etapa.
Hay, de todas formas, tanta guerra mediática de fondo, que no sabe uno si algo de eso puede estar detrás de esta encuesta increíble: no sería noticia que el PSOE bajara, sí lo es que suba. Tiene, por el resultado, más credibilidad que si la publicara El País. Por ello, más a mi favor: increíble.
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