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Eudoro Galindo Anze

Aborto de una Constitución comunista

El mando policial dispuso que se abrieran las rejas del Penal de San Roque para facilitar la fuga de los reos de la cárcel, como acto de premeditada venganza. Al momento que se escriben estas líneas los 300.000 habitantes de Sucre continúan atemorizados

Luego de un año plagado de trágicos episodios en el histriónico proceso de reforma constitucional pretendido por Evo Morales, y después de una prórroga ilegitima de varios meses, el tiempo se agota nuevamente debido a que el 14 diciembre se cumple el plazo impuesto por él mismo. No sorprende en consecuencia que su administración aplique todos los recursos del poder, corruptos y violentos incluidos, para forzar la aprobación de la constitución comunista con la que pretende perpetuarse.

Es así que el pasado 24 de noviembre el partido de Evo Morales, Movimiento Al Socialismo (MAS), aprobó en forzada y confusa sesión un proyecto constitucional con el voto de 118 asistentes, es decir el 46,2% de sus 255 miembros, luego de dar lectura solamente al índice de su contenido.

Para perpetrar dicho acto, los constituyentes del MAS abandonaron el recinto de la Asamblea Constituyente para llevar a cabo la sesión en un Liceo Militar aledaño a la ciudad sureña de Sucre, donde se rodearon de un anillo de seguridad militar, protegido a la vez por un segundo anillo de fuerza policial, quienes también se guarnecían detrás de un tercer cerco compuesto por el lumpen urbano y rural movilizado desde otras provincias y ciudades del país, entre los que destacaban los Ponchos Rojos, grupo entrenado para aterrorizar a la población. Comandó las operaciones el ministro de Gobierno de Evo Morales.

Días antes, en acto público "de masas" en La Paz, a mil kilómetros de distancia, los Ponchos Rojos atormentaron cruelmente, para luego degollar salvajemente, a dos perros que apodaron con los nombres de respetados opositores.

Este hecho se suma a otros actos criminales inducidos por el MAS, que ya han cobrado con violencia docenas de vidas humanas y cientos de heridos en diferentes ciudades y provincias de Bolivia. Las huestes del MAS toman las calles al grito de "guerra civil", pero ahora sólo espantan en las ciudades de La Paz y El Alto, porque tras dos años de Gobierno han perdido apoyo en el resto del país.

Las instalaciones militares, sede de la fraudulenta asamblea que fungió de constitucional, se encuentran localizadas en el municipio adyacente de Yotala y no en el de Sucre, como exige la Ley de Convocatoria. Este hecho hace que la votación sea nula de pleno derecho. Además, a los asambleístas de la oposición se les impidió acceder a la sesión tanto por el cerco policial como por el montado por los grupos de choque traídos del interior del país, otro impedimento que ameritaba la inmediata suspensión de las sesiones.

Estos antecedentes, sumados a otros agravios infringidos a la ciudad de Sucre por los partidarios de Evo Morales y las constantes humillaciones provocadas por la intromisión venezolana que atenta contra la soberanía de Bolivia, exaltaron los ánimos del pueblo chuquisaqueño. Se exacerbó la ira popular con el asesinato de tres jóvenes por manos oficialistas. La gente de la ciudad dispersó a sus atacantes en los perímetros de seguridad. No solamente huyeron los Ponchos Rojos, sino también la Policía, que en desordenada retirada se replegó 200 kilómetros hasta la ciudad de Potosí. En la huida abandonaron sus instalaciones, equipos y vehículos, que fueron incendiados por la turba enardecida.

Lamentablemente, a tiempo de retirarse el mando policial dispuso que se abrieran las rejas del Penal de San Roque para facilitar la fuga de los reos de la cárcel, como acto de premeditada venganza. Al momento que se escriben estas líneas los 300.000 habitantes de la ciudad continúan atemorizados por la presencia de delincuentes incrustados en su seno.

Correspondía, como establece la ley, que la asamblea se suspendiera por los actos de violencia ocurridos en los alrededores del recinto. La sesión terminó cuando los asistentes aprobaron precipitadamente el índice por unanimidad, con lo que el oficialismo ha declarado contar con una nueva constitución, aprobada a ciegas y sin que nadie conozca lo aprobado.

Evo Morales y sus colaboradores conocen los vicios de la sesión, pero ante el inminente fracaso, declaran haberla aprobado para continuar sirviéndose de los grupos que aún creen en sus engaños, a la vez de encandilar con visos de legalidad a la opinión internacional que los apoya. Sin embargo la verdad es que la constitución comunista que pretendían ha abortado, hecho que puede augurar días aún más amargos para Bolivia, porque para justificar su ambición de poder ilimitado Evo Morales puede recurrir a cualquier expediente.

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