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Eva Miquel Subías

Encuéstame que algo queda

No sé cómo hemos podido vivir en España tanto tiempo desconociendo que los pobres chavales de centroderecha son los que más frecuentemente se lavan la cabeza y los que afirman sin reparos haber tenido relaciones sexuales.

"El pareo ha muerto", sentenciaba hace poco una revista de moda. En el número siguiente, variedad de tejidos, estampados y colores para los nuevos diseños de estos retales estivales. Cosas del verano.

Y en plena batalla por la unificación de las tallas femeninas, el inquieto Josep Lluis Carod Rovira se nos ha lanzado al mundo de los titulares en forma de mensaje publicitario descolgándose con frases impactantes del tipo "con un Estatut talla S hemos conseguido resultados XL", tras afirmar que "alguien" lo había encogido previamente en clara referencia a Artur Mas. Ingenioso que es el muchacho. O quizá espere recibir alguna oferta por parte de Woolite, una vez Joan Puigcercós decida su futuro. Veremos.

Lo que nadie puede negar es que el vicepresidente de la Generalitat compila en sí mismo todos los rasgos y características del prototipo de hombre catalán, de mediana edad, de izquierdas, nacionalista-independentista y republicano. Es previsible y se le ve venir. Para lo bueno y para lo malo. Vamos, el perfecto individuo para una encuesta del CIS.

Hay algunas francamente estimulantes. Y curiosas, por lo menos. Lo que daría una servidora por ser interrogada para una de ellas, no sé, para poder constatar posteriormente que poco tiene que ver con muchas de las mayorías, pero con la tranquilidad de haber participado. Pero nada. Nunca me han preguntado res de res.

En uno de los más recientes sondeos, hemos podido saber que la derecha sociológica es mayoritariamente del Real Madrid y del Valencia, mientras que los ubicados ideológicamente en la izquierda prefieren al F.C. Barcelona. Y al Espanyol parece que lo apoyan más los encuestados de centroizquierda que los de centroderecha. Estupendo, pues.

Y en esta línea realizaba otra encuesta el Centro de Investigaciones Sociológicas hará un año, donde se ponía de manifiesto que los jóvenes españoles situados en el centro son mucho más felices que los de izquierdas y de derechas. Pues vale. Al parecer, el 34,7% de los muchachos que se consideran centristas se siente alegre, frente al 22,7% de los de izquierdas o al 23,1% de quienes dicen ser de derechas y que, según se desprende de los datos, están algo más tristones. Por no hablar del 26,9% de los jóvenes conservadores que se sienten agobiados frente a unos porcentajes claramente inferiores del resto.

Ignoro el funcionamiento de la maquinaria interna de esta institución y de quién o quienes parte la idea de hacer una u otra encuesta. Seguro que todos los tanteos responden a criterios estrictamente técnicos. Lo que no sé es cómo hemos podido vivir en España tanto tiempo desconociendo que los pobres chavales de centroderecha son los que más frecuentemente se lavan la cabeza y los que afirman sin reparos haber tenido relaciones sexuales.

Recuerdo un ránking que enumeraba las ciudades que menos tardaban den reaccionar frente a la llegada de una ambulancia. Siempre me pregunté cómo se realizó aquél estudio. Por cierto, creo que fue Barcelona una de las urbes más rápidas en cuanto a la movilización de sus vehículos, pero hace ya bastante tiempo de eso. No sé cómo resultaría ahora, con la aceleradísima proliferación de vehículos oficiales. Sí, está bien, es algo demagógico, pero quería solidarizarme con Leire Pajín para que no se sienta tan sola.

Esta semana he descubierto a un personaje que me encanta tan sólo por el hecho de romper todos los esquemas que, a priori, seguro tienen muchos españoles. Se trata de Jaume Alguersuari, que este viernes debutará en el GP de Hungría convirtiéndose así en el piloto más joven en estrenarse en la F-1.

Este barcelonés de diecinueve años, al parecer unos de los cracks de la cantera catalana de automovilismo que está obviamente exultante por debutar sin apenas kilómetros de recorrido en F-1 y al que Red Bull le da las alas –fácil, muy fácil– para que aproveche su oportunidad de oro, ha confesado que, como catalán y apasionado de Sevilla, es claramente devoto de la Virgen de la Macarena, a la que lleva de paseo en su casco para que le proteja.

Pues ya tenemos una idea que aportar a los chicos del CIS. Que se pongan manos a la obra porque mucho me temo que Jaume, afortunadamente, se salta todos los estereotipos. Lo normal, vamos.

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