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Eva Miquel Subías

Feliz Navidad, mi camarada

España es católica. Guste o no a algunos. Y la tradición religiosa está presente en un porcentaje muy notable de los hogares españoles.

Twitter está que arde, oigan. Semana intensa la del microblog. Lo cierto es que no hay 140 caracteres más reveladores de lo que últimamente acontece que los tweets de esta red social. Todo se magnifica y las bromas adquieren nuevas formas, al tiempo que traspasan todo tipo de fronteras y límites. Y, a pesar de que el buen gusto no siempre está presente, el ingenio de muchos es evidente.

Esta misma semana el Congreso de los Diputados ha estrenado cuenta y su presidente ha felicitado las Fiestas que se avecinan con un tweet en el que incluía una felicitación de Navidad ilustrada con un portal de Belén.

¿Que dónde está la noticia? Pues según parece, buena parte de sectores de nuestra tan renovada y vanguardista izquierda española, no considera apropiado felicitar la Navidad con un Christmas religioso.

El problema se presenta, claro está, cuando pretenden que se felicite una Fiesta cristiana con un mensaje laico. El asunto no es fácil. De hecho, es tan absurdo y ridículo como un bautizo no religioso.

Cierto es que pertenecemos a un Estado aconfesional. Pero no es menos cierto que España es la que es por su fuerte componente cristiano. Y la Historia, nuestra Historia, está ahí, contundente, para demostrarlo. España es católica. Guste o no a algunos. Y la tradición religiosa está presente en un porcentaje muy notable de los hogares españoles.

¿Acaso se hace daño a alguien? ¿Se trata de algo obligado o impuesto?

Verán. Les confesaré que no soy una persona excesivamente religiosa. Soy católica, pero –sin querer entrar en detalles íntimos por pudor– mi Fe y yo tenemos nuestros períodos. Como cualquier matrimonio, pareja o relación de amistad. Lo mismo me ocurre con la Iglesia, que en teoría son todas las personas quienes la componen, pero que en la práctica, no siempre muestra su mejor cara. A pesar de la magnífica labor individual de no pocos católicos.

Pero tiene siempre todos mis respetos. Porque mi educación, de la que me siento orgullosa, cogió forma en una escuela católica de la que sólo puedo conservar gratos y fantásticos recuerdos. Porque, a pesar de los no pocos zarpazos que esta vida ha podido darme y cuya supuesta visualización de la Eternidad no haya sido capaz de reconfortarme en ocasiones, siento un profundo respeto por cómo cada cual pueda vivirla y sentirla. Incluso ignorarla. O incluso negarla. Porque en eso consiste la Libertad.

Y porque, no pocos desempleados españoles se alimentan a diario gracias a organizaciones como Cáritas.

Hoy mismo, el Papa se ha estrenado como tuitero. Bien. Más allá del fenómeno que ha supuesto de llegada de miles y miles de seguidores, y tras un primer tweet de agradecimiento y un par de bendiciones, no pueden hacerse una idea de la cantidad de mensajes que pude leer, cuya falta de respeto, no sólo era más que notable, sino que denotaban una mezquindad de tal calibre, que convendría analizar uno a uno para comprobar el grado de odio de buena parte de la población española hacia la religión católica.

Se me ocurre alguna explicación al respecto. Aún sin elaborar. Pero me atrevo a afirmar que la izquierda, tras haber fracasado en todos sus modelos económicos, emprendió, hace ya algún tiempo, el camino hacia la conquista del territorio social, entendiendo por tal, una nueva forma de entender la ecología, el modelo social, las tradiciones o su supuesta hegemonía cultural, a la que buena parte de la derecha tradicional ha sucumbido.

Y no bajan la guardia. El odio persiste. Y callan mientras los cristianos son masacrados en Sudán a manos de musulmanes. Quizás porque es el cristianismo quien realmente hace frente a según qué modelos. Quizás porque el concepto de libertad de unos y otros sean también evidentemente diferente. Quizás porque saben que es barato y fácil cargar verbalmente contra la religión católica, a diferencia de otras, cuya respuesta es letalmente contundente.

Son los valores occidentales y la influencia del cristianismo en ellos, los que realmente les inquieta. Porque no pueden obviar que gracias a aquéllos, disfrutamos en este lado del río de algo realmente sagrado como es la Libertad.

En España

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