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Eva Miquel Subías

Intocables con pijama de rayas

Muchos son los que piensan que han tenido que ser "los de Madrid" los que se han dedicado a tender nuestra ropa sucia en los tendederos públicos, puesto que la manta tiene tantos ácaros que ya nadie está dispuesto a levantar ni una puntita.

Pretendía una servidora hablar de otras cuestiones que nada tuvieran que ver con la tierra que me vio nacer. Complicado. Esta misma mañana he advertido en el puesto de Paco el quiosquero una cantidad de periódicos catalanes inusual en Madrid. Y no les quiero ni contar cómo tenemos a mi amigo.

El ya manido "toda Barcelona lo sabía" se está aplicando en los últimos tiempos con más frecuencia de lo habitual. Recuerdo perfectamente a un empresario que en los inicios de los años noventa nos relataba cómo a su entrada en una cárcel barcelonesa, los funcionarios que allí se encontraban iban susurrando al unísono, "mira, mira, otra víctima de las artimañas del Estevill". Años más tarde, el ex juez y ex vocal del Consejo General del Poder Judicial, Lluís Pascual Estevill fue condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña a nueve años de prisión por un delito de cohecho continuado.

Si mal no recuerdo la sentencia consideró que elaboraron un plan para "extorsionar" a los empresarios que el juez investigaba y a los que el letrado, Joan Piqué Vidal –también condenado– defendía y que se materializaba en el pago de cantidades millonarias para que los afectados pudieran eludir la prisión. Unas perlas, los angelitos. Pero lo que me llamó la atención es que en la misma sentencia se criticaba a los poderes públicos por no movilizarse al trascender el escándalo, porque, efectivamente toda Barcelona lo sabía. No sé yo si tomaron demasiada buena nota a juzgar por los acontecimientos más recientes.

Me cuentan que las miradas inquietas de los parlamentarios catalanes esta misma semana en el Pleno del Parlament, mezcladas con una pizca de vergonya eran de lo más reveladoras. Algunas de ellas pretendían decir algo así como "calla, calla.... no fotem".

El papelón de la Sindicatura de Comptes, presentando informes en los que se alertaba, entre otros asuntos, sobre diversas irregularidades tanto en las cuentas del Palau de la Música en 2002, como sobre la gestión de las empresas del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet en 2007 y cuya Cámara catalana se pasó por su aterciopelado forro bermellón es de nota.

Ya sabemos que la política hace extraños compañeros de lecho. Pero si la unimos al business la cama redonda es de lo más pintoresca. Y en Cataluña adquiere unos tonos especiales.

A tan sólo unas horas desde que Jordi Pujol, en plena promoción de su libro de Memorias, apuntara en TV3 que cuidadín con lo que se dijera porque podía "tirar de la manta", esta vida nuestra, tan irónica como reconfortante ha hecho coincidir las ex presidenciales palabras con la detención de Macià Alavedra y Lluis Prenafeta, dos de sus máximos colaboradores sobre todo en la primera etapa como president de la Generalitat.

El pasado martes, dos de los apellidos pertenecientes en Barcelona al grupo de los intocables, aunque no precisamente de los de Elliot Ness, pasaban la noche en sendos calabozos del acuertelamiento de Sant Andreu de la Barca, junto al alcalde de Santa Coloma, el socialista Bartu Muñoz por presuntamente, pertenecer a una trama –según la Fiscalía Anticorrupción– en la que se había creado una estructura de sociedades falsas con las que ocultar sus ganancias y blanquear el dinero obtenido de suculentas comisiones.

Muchos son los que piensan que han tenido que ser "los de Madrid" los que se han dedicado a tender nuestra ropa sucia en los tendederos públicos, puesto que la manta tiene tantos ácaros que ya nadie está dispuesto a levantar ni una puntita.

Pero de algo sí ha servido la manta a la que hacía referencia el ex president, ya que seguro que los ex honorables y los ex ilustres la han necesitado en esa noche tan fría, tan larga, repleta de pijamas a rayas.

En España

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