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REPÚBLICA DOMINICANA

¿Cambio o más de lo mismo?

Danilo Medina, del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), venció al exmandatario Hipólito Mejía en las elecciones de este domingo y se ha convertido así en el nuevo presidente de la República Dominicana.  


	Danilo Medina, del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), venció al exmandatario Hipólito Mejía en las elecciones de este domingo y se ha convertido así en el nuevo presidente de la República Dominicana.  

La elección se vio empañada por algunas irregularidades, como el uso de recursos públicos a favor de Medina, lo cual ha sido confirmado por la Organización de Estados Americanos (OEA). No obstante, el expresidente uruguayo Tabaré Vázquez, jefe de la delegación observadora de la OEA, dijo que el número de irregularidades no afectó al resultado. Además, el margen de victoria de Medina (51,2% frente al 46,9% de Mejía) se encuentra dentro de lo que vaticinaban las encuestas en las semanas previas.

Sin embargo, las irregularidades electorales son un doloroso recordatorio de los principales problemas que hoy aquejan a la República Dominicana: la corrupción y el clientelismo político.

La República Dominicana se encuentra en el puesto 129 –de 182 países– en el índice de Transparencia Internacional sobre corrupción. Según el Foro Económico Mundial, la corrupción es el factor más problemático para hacer negocios en el país. El Estado dominicano es una máquina dispensadora de favores y de clientelismo político. Por ejemplo: el Gobierno saliente de Leonel Fernández cuenta con 334 viceministros, repartidos en 20 ministerios. El Ministerio de Agricultura tiene 37, y el de Salud Pública 34. Cada viceministro goza de un buen salario, y de beneficios como tarjetas de crédito, gastos de representación, viáticos, vehículo con chofer, secretaria y asesores, etc. El servicio exterior cuenta con 113 embajadores y 1.163 diplomáticos, a pesar de que el país sólo tiene legaciones en 54 países y 6 organismos internacionales.

La gran interrogante es si Medina romperá con este estado de cosas. Medina ha sido electo a la sombra del presidente saliente, quien ha estado en el poder durante 12 de los últimos 16 años. Medina fue dos veces ministro de la Presidencia de Fernández; sin embargo, desafió a éste en las primarias del PLD de 2007, de las que salió derrotado pero con una reputación de independencia. Por otro lado, su vicepresidenta será Margarita Cedeño, esposa de Fernández y, por tanto, actual primera dama. El lema de campaña de Medina fue: "Continuar lo que está bien, corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se ha hecho".

En marzo pasé una semana en la República Dominicana invitado por el Crees, un instituto de política pública local, y pude percibir el descontento que la mayoría de los dominicanos siente hacia su clase política. Un amigo exiliado de Venezuela incluso estableció paralelismos entre la República Dominicana de hoy y la Venezuela de finales de la década de los noventa, cuando una población harta de políticos corruptos eligió a un caudillo no tradicional como presidente. No se vislumbra figura fuerte alguna en el horizonte político dominicano; sin embargo, sí hay una sensación creciente de que el país necesita un cambio drástico.

Lo que digo se expresa de mejor forma en la canción "Apaga y vámonos", del reconocido cantautor dominicano Juan Luis Guerra, que dice:

La misma promesa, el mismo CD,
La misma mentira, el mismo café,
el mismo discurso, el mismo cliché.
La historia recicla, ¡nos queda la fé!

Apaga y vámonos,
que yo no sé
los hombres buenos
¿dónde se ven?

 

© El Cato

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