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PALESTINA

La debilidad de Hamas, en la cartera

El ascenso al poder de Hamas en la Autoridad Palestina ha puesto en aprietos la política occidental. Tras vender las grandes ventajas de la democracia y gastar millones en la democratización, los líderes occidentales afrontan victorias islamistas en las urnas. Las recientes "elecciones" en Irán, por ejemplo, llevaron al poder a un tirano islámico que amenaza ahora con detonar una bomba atómica sobre "los enemigos del islam", y las elecciones "libres" de Egipto provocaron una impresionante victoria de la Hermandad Musulmana. El triunfo de Hamas sirve de ejemplo: el pueblo palestino ha elegido a una organización terrorista para que lo lidere.

El ascenso al poder de Hamas en la Autoridad Palestina ha puesto en aprietos la política occidental. Tras vender las grandes ventajas de la democracia y gastar millones en la democratización, los líderes occidentales afrontan victorias islamistas en las urnas. Las recientes "elecciones" en Irán, por ejemplo, llevaron al poder a un tirano islámico que amenaza ahora con detonar una bomba atómica sobre "los enemigos del islam", y las elecciones "libres" de Egipto provocaron una impresionante victoria de la Hermandad Musulmana. El triunfo de Hamas sirve de ejemplo: el pueblo palestino ha elegido a una organización terrorista para que lo lidere.
Hamas, no obstante, ha basado su fuerza en tres pilares, que constituyen los cimientos de su apoyo entre el electorado: 1) su labor social, en forma de una significativa red de colegios, clínicas e instituciones comunitarias; 2) su integridad como institución leal a Dios y al pueblo; 3) su lucha criminal y sin concesiones contra la existencia de Israel.
 
Frente a un régimen corrupto e ineficaz que se había distanciado del común, los palestinos creyeron que Hamas les ofrecía una dirección nueva. Pero lo que puede haber sido una ventaja para un grupo de oposición bien puede ser problemático para un nuevo Gobierno palestino que necesita ser responsable ante su pueblo, ante los compromisos internacionales y ante el mundo entero.
 
Hamas tiene que decidir cómo resolverá el dilema que él mismo se ha creado, teniendo en cuenta que insistir en su conflicto armado contra Israel hará absolutamente imposible la responsabilidad social.
 
La cuestión de si la llegada al poder hará de Hamas una organización más responsable ha suscitado una considerable atención desde las elecciones. Los optimistas argumentan que la necesidad de prestar servicio como líder de la Autoridad Palestina forzará a Hamas a relajar su postura y a transformarse en una organización responsable y pragmática, por no decir moderada. Aunque ser optimista siempre está bien, pensar en las musarañas no es un análisis ni una estrategia. Relajar su postura sobre Israel le saldría caro a Hamas en otra área crucial: su muy valorado crédito.
 
Logo del brazo armado de Hamas.El dinero siempre ha sido un asunto difícil para Hamas, ya que intentaba mantener un sistema alternativo de organizaciones de caridad en paralelo a la infraestructura del terror.
 
Incapaz de recabar suficiente apoyo en el mundo árabe y musulmán, Hamas se vio forzado a recurrir a organizaciones-pantalla clandestinas en Estados Unidos y Europa. Pero muchas de esas fuentes (como la Holy Land Foundation, en Estados Unidos; el Committee de Bienfaisance et de Secours aux Palestiniens, en Francia; la Association de Secours Palestinien, en Suiza, y el Palestinian Relief and Development Fund, en el Reino Unido) se han secado, como resultado de una eficaz labor legislativa y de Inteligencia.
 
Ahora que ha tomado el control de la AP, Hamas tiene que obtener 1.700 millones de dólares al año, mientras la recaudación fiscal anual de la AP, de 400 millones, se queda corta en su proyecto presupuestario de 2.100 millones, de los que 1.200 se destinan a pagar los salarios de sus empleados. La mayor organización de la AP, sus fuerzas armadas, mantiene en nómina a 58.000 individuos. Si sus salarios no son satisfechos, el resultado no será simplemente pobreza por doquier, sino la amenaza de una abierta oposición armada a la AP liderada por Hamas.
 
No es probable que Irán o el mundo árabe recojan el guante. Puede que respalden a sus hermanos palestinos y ofrezcan apoyo simbólico, pero nunca han contribuido significativamente, y es improbable que en el futuro incrementen su apoyo de manera importante. De ahí que el recién electo liderazgo de Hamas esté enviando frenéticamente a su gente a Europa y a cualquier otro lugar en que puedan conseguir una reunión. Saben que la AP no durará mucho sin la inyección de esos fondos.
 
Este nuevo escenario supone una oportunidad política única que no debe ser pasada por alto por el mundo y por el pueblo palestino. Habiendo elegido a Hamas con todas sus facetas, los palestinos se han cerrado una puerta para manifestar que verdaderamente no tienen intención de ser liderados por una organización terrorista. Pero también se les plantea una oportunidad de mostrar pragmatismo político y enviar un mensaje claro a su directiva de que la vida en los territorios palestinos es más importante que la muerte de Israel. Hamas debe ser puesto a prueba con sus acciones, con su renuncia declaraciones y comportamientos del pasado. Si rehúsa seguir una vía pragmática, su electorado, al igual que el resto del mundo, debe hacerle responsable de sus decisiones y acciones.
 
El mundo ha ayudado a crear el actual estado de cosas en la AP, al no prestar la suficiente atención a aquellas actividades que financiaba y sostenían a líderes
o extremistas. También ayudó a crear una dependencia sin parangón de la ayuda exterior. Los estados donantes tienen que emplear ahora sabiamente su dinero; haciéndolo darán forma al futuro de Oriente Medio.
 
 
Nir Boms, vicepresidente del Centro para la Libertad en Oriente Medio.
Elliot Chodoff, analista político y militar de Mideast: On Target.
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