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DIEZ AÑOS DEL PROYECTO VARELA

La Primavera de Cuba está viva

Se cumplen 10 años desde que Oswaldo Payá presentara el Proyecto Varela como alternativa democrática al régimen totalitario que monopoliza todos los aspectos de la vida cubana desde 1959.


	Se cumplen 10 años desde que Oswaldo Payá presentara el Proyecto Varela como alternativa democrática al régimen totalitario que monopoliza todos los aspectos de la vida cubana desde 1959.

Se trataba de un proyecto inteligente, integrador, que devolvería la soberanía a un pueblo cuyos derechos han sido secuestrados por una tiranía que dura ya más de medio siglo. Pero lo haría de la ley a la ley, siguiendo el ejemplo exitoso de la transición española.

El Proyecto Varela invita a los ciudadanos cubanos a ejercer un derecho recogido en el artículo 88.g de la Constitución de la República y proponer cambios en las leyes que garanticen el derecho de los cubanos a tener derechos.

Para el desconocedor de la maquinaria de un régimen totalitario como el cubano, tal iniciativa puede resultar inocente e inofensiva. Al fin y al cabo, en los países democráticos todos los días se promueven innumerables iniciativas en defensa de las causas más insospechadas. En Cuba, sin embargo, el proyecto impulsado por Oswaldo Payá provocó el mayor movimiento de la sociedad civil desde que Castro tomó el poder. Once mil cubanos pusieron en riesgo sus puestos de trabajo y se enfrentaron a penas de cárcel para solicitar, amparados por la propia Constitución nacional, que se respetaran el derecho a la libertar de expresión, la libertad de prensa y la libertad de asociación. Que se reconociera el derecho de los ciudadanos del país a tener empresas, algo que ahora es privilegio de los extranjeros. Y que se hicieran cambios en la ley electoral que posibilitaran una transición pacífica a la democracia.

En aquel soleado día de mayo de 2002, tuve el privilegio de acompañar a Oswaldo Payá a hacer entrega de las primeras cajas de firmas a la Asamblea Nacional del Poder Popular. En menos de un año fuimos encarcelados los más estrechos colaboradores de Payá. Por primera vez, el régimen daba signos de su debilidad y mostraba abiertamente miedo ante este brote de sociedad civil, que tomaba fuerza de forma pacífica. Lo llamaron la Primavera de Cuba.

Las críticas a la posterior oleada represiva contra los gestores del Proyecto Varela fueron numerosas y prácticamente unánimes. Llegaron de todos los países e introducían una novedad: la izquierda, que durante muchos años se había mostrado tímida ante las constantes violaciones a los derechos humanos por parte del régimen, mostró un rechazo sin matices.

Paradójicamente, el régimen cubano, que con nuestro encarcelamiento pretendía ahogar y controlar cualquier movimiento democrático en la Isla, había conseguido aislarse todavía más y, sobre todo, generar un sólido acuerdo sobre la necesidad de apostar por la introducción de cambios. Casi fuimos más incómodos en la cárcel que fuera de ella.

No tengo la menor duda de que la intención del régimen, cuando accedió a nuestra excarcelación, fue doble: neutralizar nuestra acción dentro de Cuba y acallar las críticas fuera de Cuba. Para ello, aprovechó la enorme generosidad de España, que durante años se ha encargado de nuestra subsistencia y ahora está buscando soluciones individuales a cada una de las personas que tuvimos que salir de Cuba.

Cada situación es distinta, y sólo puedo hablar a título individual. Fui encarcelado por solicitar el respeto a unos derechos humanos que nos han sido negados durante más de cincuenta años de dictadura. Fui expulsado a España, que, bondadosa, como patria de nuestros mayores, nos ha acogido con gran generosidad. No importa que el interés de algunos, puestos al lado de la tiranía, fuera el de intentar, en vano, colectar simpatías externas para ésta, que transformaran en complicidad el claro aislamiento en que las naciones libres mantienen a un régimen despótico que no respeta el derecho de sus ciudadanos a ser libres y buscar la felicidad.

Hoy, nuestra esperanza, mi sueño, sigue vivo. El Proyecto Varela, esa semilla plantada por Oswaldo Payá hace diez años, mostró que existe una sociedad civil cubana dispuesta a exigir su derecho a tener derechos. Algunos, lejos de nuestro amado terruño, sólo podemos hoy ser el eco constante de la indomable voz de nuestros hermanos que continúan frente al tirano la lucha pacifica y coherente por nuestra liberación. Pero sabemos que volveremos a Cuba, sí que lo sabemos, para disfrutar de aquello por lo que tantos cubanos hemos sacrificado nuestras vidas: nuestra libertad.

 

REGIS IGLESIAS, expreso político, promotor del Proyecto Varela, miembro del Movimiento Cristiano Liberación.

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