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Federico Jiménez Losantos

Celia Villalobos perjudica seriamente la salud

La ministra de Sanidad ha vuelto a sembrar el pánico en la población española al recomendar que todos los que teman estar contagiados o afectados por el carbunco -ántrax en los USA- acudan a su médico de cabecera para que les diagnostique lo que corresponda. Parece que hace dos semanas hubo una intervención al máximo nivel para impedir que Doña Celia, tras la mascre del Once de Septiembre, se pusiera a la cabeza de la lucha contra la posible guerra química y bacteriológica del terroismo islámico. Pero esa circunstancia precisaba la creación de un estado de alarma y preocupación que posteriormente encauzaría la acción ministerial. Y el Gobierno, en un ataque de lucidez, pensó que el remedio iba a ser mucho peor que la enfermedad. Esta vez no ha habido tanta suerte.

Por lo visto, Villalobos desconoce que el médico de cabecera es una venerable institución que los españoles corrientes perdieron de vista hace mucho tiempo. Tal vez no haya caído en la cuenta de que el único Médico de Familia que conocen millones de españoles es Emilio Aragón. Pero cuando estamos ante un problema de orden más psicológico que médico –y ese es el del carbunco propagado con intención criminal- lo que corresponde a un político responsable es tranquilizar a la gente, no desconcertarla o alarmarla todavía más. Los últimos datos que llegan de Estados Unidos apuntan a criterios selectivos o en todo caso no masivos de contagio del carbunco. Los alardes de seguridad sanitaria por parte de las autoridades no pueden producir, de momento, más que inquietud. Pero es que, tratándose de la ministra de Sanidad, está archicomprobado que su efecto en la opinión pública es siempre de alarma, nunca balsámico. Celia Villalobos, ministra por la gracia de Aznar, perjudica seriamente la salud de los españoles, como mínimo en su vertiente nerviosa. ¿Sería demasiado pedir que el Presidente del Gobierno la destacara en algunos de sus muchos frentes políticos internacionales, dejando descansar una temporada a sus conciudadanos? Sinceramente, creemos que a doña Celia no la merecemos. Ni siquiera su médico de cabecera la merece, aunque probablemente no la atiende todo lo que debiera.

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