Los gobiernos sin principios suelen gobernar a partir de las encuestas. En esto, se parecen mucho la Derecha y la Izquierda, el PP y el PSOE. La gran diferencia estriba en que el PP tenía en La Moncloa una serie de axiomas que no sometía a la consideración sociométrica de Arriola, el bautizado en Génova como "Doctor Bacterio". El déficit cero, por ejemplo, o la lucha antiterrorista. Pero como este PSOE menguado no cree en nada, excepto en que le gustaría ocupar la Santa Sede y repartir bulas y excomuniones con el dominical de El País, llevamos cinco meses instalados en la política del globo-sonda. Claro que el bajísimo intelectual y el desconcierto político del Ejecutivo zapateril ha convertido lo que en el PP era oportunismo barato en una cotidiana y onerosa catástrofe. Hemos pasado del globo-sonda a la pifia-sonda.
Y en esto de pifiarla, las de la cuota llevan la fama, la mala fama, pero otros cardan la lana. Los serios del Gobierno, como Solbes o Bono, están resultando casi tan disparatados como las chicas del Vogue. Los Presupuestos de Solbes son una caja de sorpresas, ninguna agradable. Y las últimas aventuras dialécticas de Bono en materia militar, internacional, civil y sacramental han dejado a la opinión pública con la boca abierta. Reconozco que, a diferencia de Acebes, yo no tengo claro después de haberlo atendido ayer en la COPE y escuchar sus explicaciones si Bono quería decir lo que dijo y fingió en su rectificación o al revés, fingió en Tele 5 y dijo la verdad en La Mañana. Lo único que queda claro, como siempre en este Gobierno, es que ha rectificado. Pero cuándo lo ha hecho ya no es posible asegurarlo. Yo no me jugaría un euro por una u otra opción. Qué digo un euro, ni un céntimo.