Apenas dos días después de que el Presidente presumiera de que teniendo el apoyo del 44% del electorado -última encuesta de El Periódico- no se sentía muy deprimido ni dispuesto a cambiar nada, viene la encuesta del CIS con la rebaja. Por lo visto, de ese 44% hay que restar lo que el melifluo Zapatero le ha descontado en su Debate sobre la falta de debate, que según el CIS es bastante.
Uno tiende a desconfiar de las encuestas a mucha distancia de las elecciones, también en este caso, pero si valen para presumir también deben valer para preocuparse. Aznar no debería hacerlo por lo bien que lo hiciese Zapatero sino por sus fallos de Gobierno, que los está cometiendo y graves. El primero, el de la insoportable vanidad que exhibe en sus apariciones públicas.
Como lo demostró la inesperada mayoría absoluta del PP el año pasado, los votantes aprecian la labor eficaz y callada de los gobernantes y detestan la altanería y el verbalismo demagógico de los políticos. El PP verá en qué apartado se situaba y en cuál se ha colocado desde ese éxito electoral. Desde luego, este Aznar no es el discreto que generaba confianza sino el prepotente autista que se cree que todo lo que hace está bien y todas las críticas son injustificadas. Pero, en fin, si no quiere aprender, no le vamos a enseñar. Arriola le leerá la encuesta del CIS de la forma que más le guste. La realidad acabará poniendo a todos en su sitio. También a José María Aznar.
Servicios
- Radarbot
- Libro