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Federico Jiménez Losantos

El Gobierno emite señales confusas

No puede imputarse al Gobierno de José María Aznar ni debilidad ni incapacidad ni negligencia en la lucha antiterrorista. Probablemente la razón más importante que sigue habiendo para votar al PP en unas elecciones generales es que conserva una cierta idea de España y que la defiende con sacrificio de sus militantes frente a los terroristas y separatistas, vascos, pero no sólo vascos.

Sin embargo, el discurso político que, además del presidencial, estábamos acostumbrados a escuchar en el Gobierno del PP era el del ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, en el cual el fondo y la forma transmitían a los ciudadanos una misma y clara convicción. Mariano Rajoy es sin duda un hombre inteligente y querrá desempeñar lo mejor posible su misión, faltaría más. Pero uno tiene la impresión de que ni se cree el cargo ni se considera en la obligación de transmitir a la gente ese entusiasmo que, especialmente en el País Vasco, tanto precisa para luchar contra el terror. Sea porque no lo tiene sea porque no se considera capaz de hacer el discurso de Jaime Mayor, lo cierto es que la grisura tecnocrática que transmite Interior empaña los éxitos policiales contra el terrorismo y, sobre todo, no aclaran las grandes directrices de esta lucha, que deberían cambiar y fortalecerse tras el 11 de Septiembre.

Las referencias a una posible petición del Gobierno para congelar las cuentas que con tapadera legal abastecen económicamente a ETA, así como la ilegalización de Batasuna tras las reiteradas comprobaciones de que forma con ETA un mismo cuerpo en materia terrorista no pueden transmitirse a los ciudadanos a modo de globo-sonda o de simple conjetura. En este ámbito, el Gobierno debe transmitir credibilidad y concreción. Y de momento sólo emite señales confusas. Demasiado confusas para este tiempo y esta hora.

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