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Decíamos la semana pasada que el Gobierno no deja de emitir signos harto confusos sobre la batalla legal contra el terrorismo de ETA que las nuevas circunstancias mundiales permiten plantear a escala internacional. Añadíamos que Rajoy transmite perplejidad donde Mayor sembraba certezas, y hoy debemos ratificarnos en esa impresión. Con un agravante: los confusos signos emitidos por el ministro del Interior en el Parlamento empiezan a producir desconfianza e incluso cierta alarma.

Porque no se puede decir en serio que el Gobierno va a hacer un “esfuerzo de imaginación” para luchar legalmente contra ETA o para ilegalizar sus pantallas legales de financiación. Creíamos que lo de “echarle imaginación” a la lucha contra ETA pertenecía únicamente al ámbito del PNV y de los diversos cebrianes, sebastianes, elkarris y madrazos que no saben cómo romper la Constitución para brindarle al terrorismo separatista la colaboración que le niegan a la democracia española. Se nota que Rajoy no estaba con los cinco sentidos en la trinchera de la lucha antiterrorista porque de otro modo no hubiera utilizado tan manida y malhadada expresión.

Por el contrario, lo que le pedimos al Gobierno en ese asunto es menos hablar y más hacer. Y si no puede hacer, mejor callar. Cuando haya hecho todos los ejercicios que la imaginación le permita y cuando, sobre todo, hayan dedicada tiempo y esfuerzo para proponer nuevas herramientas legales en la lucha antiterrorista, que las pacten con el PSOE, que nos las cuenten en el parlamento y que las saquen a pasear por las instituciones europeas y mundiales. Mientras tanto, le pediríamos al discreto ministro Rajoy el ejercicio de esa cualidad, que el Gobierno nos ahorre aspavientos dialécticos y que, si puede hacer, haga algo. Y si no puede, por lo menos que se calle. No hace falta dar a los malos motivos de tranquilidad e incluso de hilaridad. Por lo menos que piensen que al Gobierno se le podría estar ocurriendo algo. Uno de estos años podría suceder.

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