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Federico Jiménez Losantos

El último chiste de Rajoy y el Igor de Pedrostein

Y el último chiste fue que el PP proclamara a Rajoy candidato a esas elecciones que había que evitar por vergüenza, por Europa y por caer en Navidad.

Y el último chiste fue que el PP proclamara a Rajoy candidato a esas elecciones que había que evitar por vergüenza, por Europa y por caer en Navidad.
Rajoy evita dar la mano a Sánchez | EFE

Será porque he pasado agosto entre severos claustros románicos y austeras abadías cistercienses o porque hace algunos años que dejó de hacerme gracia Mariano Rajoy, pero el espectáculo del Parlamento en la Investidura del presidente crónico -genial hallazgo de Raúl del Pozo que resume tiempo, cargo y enfermedad- me ha resultado vomitivo. Y ver a los cronistas, sueltos o apesebrados, celebrando la charlotada, nauseabundo.

Por supuesto, hasta el peor discurso de Rajoy, que fue el perpetrado el martes para despreciar a su flamante socio Ciudadanos y mostrar su empeño en obligarnos a votar de nuevo en Navidad queda dignificado y elevado a alturas castelarinas por los trenos de los antropoides podemitas y demás rufianes instalados en el 'Hemicirco'. Y los bramidos de 'Pedronono' convierten a Mariano en Demóstenes, que ensayaba sus discursos con una piedra en la boca. Lástima que a Mariano se le olvidara quitarse la piedra.

Diez meses de secuestro de la democracia

Pero no estábamos ante un torneo oratorio –que habría que declarar desierto- sino ante la tercera oportunidad de que las Cortes funcionaran como lo que son, el ámbito de representación de la soberanía nacional; y no la celda en que yace secuestrada desde hace casi un año el sistema democrático español, una Monarquía Parlamentaria sitiada por la Moncloa y maniatada por dos candidatos fallidos, Sánchez y Rajoy o viceversa, que, con tal de volver a serlo, no vacilan en convertir el voto en una burla a los votantes, las veces que haga falta. Tres elecciones o trescientas.

Conviene recordar lo sucedido en estos diez meses de secuestro del sistema mediante el que los españoles ratificamos o cambiamos gobiernos con el voto y no con la estaca, que esa es la virtud de la democracia. Por dos veces se negó Rajoy a la petición del Rey ir a la investidura pese a ser el PP el partido más votado en las elecciones que Rajoy llevó a Navidad. Lo intentó entonces el candidato del segundo partido, el PSOE, que contó con la colaboración de Ciudadanos tras rechazar la oferta de apoyo de Podemos a cambio de la Vicepresidencia, el CNI, TVE y cinco ministerios. Rajoy se burló del intento de Sánchez por ir a la investidura sin tener los apoyos suficientes y contó con el apoyo de Iglesias para cargárselo.

Seis meses después, Rajoy aceptó el encargo del Rey, de nuevo con el PP como lista más votada -137 escaños- que seguía muy lejos de los 176 escaños de la mayoría absoluta. Para evitar el bloqueo, Ciudadanos ofreció al PP un pacto de investidura previa firma de seis medidas anticorrupción. Rajoy lo aceptó pero, de pronto, se fue ocho días de vacaciones diciendo que antes debía consultarlo con la Ejecutiva del PP. Pero tras oír al senado mudo del PP, Rajoy dijo en rueda de prensa que no habían hablado de las condiciones de C´s para pactar, único y oficial motivo de la convocatoria.

Pero cuando el acuerdo no-nato parecía abortado, Rajoy rectificó y abrió una negociación PP-C´s que desembocó en un rapidísimo pacto de investidura con 150 acciones de Gobierno, 100 de las cuales habían sido ya pactadas por C´s con el PSOE en la fallida investidura anterior. Y pese a que 'Pedronono' repetía calcinándose ora en Marbella ora en Ibiza que no iba a permitirle a Rajoy lo que Rajoy no le había permitido a él, muchos recordaban la frase de Fernández Vara: "Si Rajoy se presenta con 170 votos, a ver quién es el guapo que dice que no". ¿Guapo? ¿Al Majo de Tetuán (otro hallazgo raulpoziano) iba er Mariano a examinarlo de guapo? Por supuesto que iba a ser que no, que no y que requetenó. O sea, que no. ¿Qué habría que votar el día de Navidad –que para eso alargó ocho días Rajoy el pacto con Rivera, con la complicidad de Ana Pastor? ¡Pos vale!

Mariano ningunea a Rivera y resucita a Pablenin

Lo que nadie esperaba es que tras aliñarle Ana Pastor la misma comparecencia en solitario en la tarde del martes que el PP criticó a 'Pdrnn', Rajoy perpetrara un discurso que, básicamente, fue un ninguneo a Rivera, al que ni siquiera nombró, poniendo a Ciudadanos, que había hecho todo el gasto del pacto, al nivel del univoto de CC, Foro Asturias, UPN y el PAR.

La bancada naranjita estaba atónita. La inmensa grey sorayina que puebla y, si toca, despuebla los medios, disculpaba el aburrido palabreo de Rajoy, pero tampoco entendían que una puesta en escena para presionar al PSOE se convirtiera, sin venir a cuento. en un puntapié a C´s. Algo había barruntado Rivera cuando, unos días antes, dijo que Rajoy había "tirado la toalla" en la búsqueda de la abstención del PSOE. Lo que no podía esperar es que la toalla a la cara se la tirase precisamente a él. El tuit de Miguel Gutiérrez criticando a Rajoy avisó de que Rivera tomaba nota del sofión. Y al día siguiente, en la sesión parlamentaria de verdad, se lo devolvió.

Pero antes asistimos a ese espectáculo que a tantos comentaristas les pareció gracioso y que a mí no me hizo gracia alguna. Que 'Pedro-no-no' insistiera, borde como nunca y torpe como siempre, en su 'no-no-ez', podía preverse y despacharlo con el bajonazo de tomarlo a guasa. Yo creo que Rajoy tenía la obligación de pedirle disculpas por su nonoísmo anterior y solicitar, en aras de la urgencia económica y la manida 'responsabilidaz', que le dejara gobernar un año o se aviniera a gobernar con él. No lo hizo y quedó claro que si despreciaba a Rivera y se reía de Sánchez era porque había pactado en vano con C´s y tenía archidecidido ir a nuevas elecciones.

Lo imperdonable fue que Pablo Iglesias se subió a la tribuna como el que sube a una mula y se puso a cocear en la mismísima cara al PP. Le llamó de todo: organización corrupta, asociación criminal, criatura de la dictadura, cuyo candidato en Galicia, al que en sus carteles pintan ahorcado, es, dijo, "el amigo de un narcotraficante", le adjudicó, uno tras otro, todos los crímenes económicos, políticos, sociales y de género.

Pero hete aquí que el azotador "hasta que sangre" de periodistas molestas, el cabecilla de la partida de la 'minga dominga' del defraudador Echenique, de la asaltacapillas Maestre, del asaltatiendas Cañamero, del antisemita Zapata, de la islamista IspanTV, el cofrade de Otegui, el jefe de los mercenarios del tirano Maduro, con Monedero (400.000$) al frente, llamando golpistas a los que ese mismo día se jugaban la vida en Caracas en busca de libertad, con Errejón, tan sancionado como Monedero por cobrar de fuera y no trabajar dentro, con la millonaria Bescansa, que se ha dejado al bebé en el pazo, ese Iglesias que llama al himno nacional "cutre pachanga fachosa", ese politólogo que asegura que Andalucía celebró un referéndum sobre su independencia, ese que defiende referendos al gusto de los separatistas, ese que, caducado el curso de fingimiento en televisión, volvía a aullar en el micrófono como cuando dirigía el escrache a Rosa Díez en la Complutense, no tropezó con el ninguneo de Rivera ni con el sarcasmo de Sánchez, sino con una cariñosísima reprimenda del 'Abueliño'.

En lo que ha quedado el PP

Será porque yo he apoyado al PP desde antes de que Aznar lograra convertirlo en el partido nacional y liberal que derrotara al felipismo. Será porque he vivido la pasión y muerte de Miguel Ángel Blanco. Será porque me ha tocado hasta salir de España por apoyar a un partido a cuyo líder lo dejó el Gobierno indefenso ante la ETA. Será porque tras el 11M yo di voz en la COPE a los diez millones de huérfanos del PP. Será porque frente a los traidores gallardoneros, siervos de Prisa, defendí a Aznar y a su sucesor Rajoy, en la primera y terrible legislatura de Zapatero. Será porque rompí con Rajoy tras el juicio que me puso Gallardón, hoy condenado en Europa, y tras la liquidación en el congreso búlgaro de Valencia de María San Gil, símbolo del PP de Aznar y Miguel Ángel Blanco, precisamente a manos y pies de un tal Soria y una tal Sánchez Camacho, verdugos de la ponencia política, con cierto Lassalle, gallardoncito postmodernín, de verduguillo.

O será porque yo apoyé al PP mientras fue PP pero lo critiqué desde que Rajoy, para sobrevivir al frente del partido, lo derribó desde los cimientos. El caso es que cuando veo a un mercenario de Maduro y amigo de Otegui llamar al partido de Miguel Ángel Blanco y tantas otras víctimas de ETA "asociación criminal" y veo que su jefe no hace siquiera el gesto de defender a sus muertos y a sus vivos, empezando por Núñez Feijóo, al que Iglesias, mercenario del narcochavismo, acusa de narcotraficante, los chistecitos de graciosete de casino de Rajoy no me hacen maldita la gracia. Y menos, cuando el que insulta al PP los agradece con la misma babosería, porque ve que seguirá contando con las telesorayas para pinzar al PSOE. No es que 'Pedronono' no merezcan que lo pincen y que lo aspen. Pero no en favor del partido más siniestramente liberticida y antiespañol que existe.

Triquiñuelas del Majo de Tetuán y del Igor de Pedrostein

La degradación total de las Cortes sólo la evitó, pese a su difícil situación, el dos veces cirineo Albert Rivera. Pero el esperpento necesitaba un último gesto suicida de 'Pedronono' y lo tuvo. Dijo lo que ya le anunció a Ketty Garat, que buscaría un acuerdo de Gobierno con las "Fuerzas del Cambio". En realidad, sólo busca que pase este mes y ser candidato en las elecciones de Navidad, pero el ofrecimiento alumbró la última charlotada del 'Leninín de la Complu', que se ofreció a hacer el papel del jorobado Igor en El Jovencito Frankenstein, que trataba de dar vida a base de descargas eléctricas al puzzle orgánico –cuarenta partidos- del Gobierno del Cambio. "El chepas" llamaban los de Echenique y Teresa Rodríguez a Iglesias tras perder el pulso por el poder, dizque por las trampas del bienpagao Errejón.

Ese Gobierno de las Fuerzas Eléctricas del Cambio no gobernaría, pero sería digno de ver: la cabeza de Snchz, el torso de Pablemos, el brazo diestro del PNV, el siniestro de Tardá, la zona inguinal de Echeminga, la pierna derecha de Tresvergencia y la izquierda, al fin reunida, de Garzón. Le faltaba energía electoral, y va Rajoy y perpetra su penúltimo chiste: nombra a Soria candidato para el Banco Mundial. La horda podemita ya tiene la campaña hecha, con la propina de los juicios de Bárcenas. Y el último chiste, de ayer mismo, fue que el PP proclamara a Rajoy candidato a esas elecciones que había que evitar por vergüenza, por Europa y por caer en Navidad. Pues ya no caen. El 'Amo del Tiempo' las adelanta al 18, así que volveremos a votar con la Extraordinaria y el décimo de lotería en el bolsillo, el turrón en la boca, la botella de Anís del Mono con su tenedor, la clásica zambomba y el tintineante almirez. La fiesta de la democracia, como la llaman, volverá a tener el chispeante detalle de caer en Navidad.

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