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Está muy bien que Aznar pida apoyo y coherencia en la ayuda internacional a España para luchar contra el terrorismo. Estaría mucho mejor si el propio Aznar no hiciera en el caso colombiano lo contrario de lo que predica. Y estaría de fábula si en el caso palestino no fueran dando palos de ciego, poniendo siempre entre paréntesis el terrorismo palestino, que allí como aquí es el problema político esencial.

Aznar tiene un "tic" de nuevo rico del Primer Mundo que es considerar los achaques del Tercero naturales y hasta merecidos, o por lo menos inevitables, por su atraso económico y cultural. Pero Colombia era una democracia bastante aseada cuando al pequeño Aznar le contaban las hazañas de Eva Perón y España era todavía una dictadura autárquica. Y lo que está sucediendo en Colombia, con una guerrilla marxista-leninista, que tiene en el terrorismo su único lenguaje "militar" y en el narcotráfico y el secuestro masivo de
personas su único mecanismo "financiero" es la liquidación del Estado Constitucional a manos de los terroristas y con la complicidad de un Presidente indigno y, aquí viene lo grave, de algunos países "amigos del proceso de paz", que no es más que la garantía de triunfo de Tirofijo frente a ese alfeñique político, ese diletante suicida llamado Pastrana.

España no participará en la lucha contra el terrorismo internacional
mientras no se oponga a la política de cesiones y claudicaciones
gubernamentales que ha puesto Colombia al borde de su desaparición como país. Y que cuesta cada año treinta mil muertos y muchos miles de secuestrados. Colombia es, más que ninguna otra nación, el banco de pruebas del terrorismo. España no puede adoptar allí una postura que no se distingue de la de Arzallus. Sólo por eso, debería rectificar.

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