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Federico Jiménez Losantos

Entre el PRI y el Sindicato Vertical

No es una salida de tono ni una ocurrencia hija del Alzheimer que Ibarra diga que, sindicalmente al menos, con Franco estaban mejor. La falta de libertad afecta a todos los ámbitos en cualquier régimen, y el laboral no fue una excepción en el franquismo. La cara oculta del bienestar sindical franquista es que quien hacía una huelga iba a la cárcel. Como en el PSOE casi todos son franquistas retrospectivos, no es de extrañar la nostalgia. Aunque siga sorprendiendo su desvergüenza.

El socialismo tiene un problema básico y es que niega la libertad en nombre de unas teorías económicas contrarias a la propiedad y a la libertad. Por eso siempre su nostalgia es autoritaria y sus utopías se identifican con el totalitarismo. Por las mismas razones que Rodríguez Ibarra se muestra nostálgico del franquismo, dijo Marcelino Camacho, a la sazón jefe de Comisiones Obreras, que los comunistas “querían heredar el Sindicato Vertical con los ascensores funcionando”. Que los ascensores funcionaran era la mejora con respecto al sindicalismo soviético o al mexicano, otro modelo del PSOE, que sueña con un Fidel Velázquez en la UGT y con un Girón en el Ministerio de Trabajo.

El sueño de la razón produce monstruos, según Goya. Lo malo de los socialistas es que sus sueños siempre acaban siendo monstruosas pesadillas.