Menú
Federico Jiménez Losantos

La estrategia de la deslegitimación

El PSOE parece dispuesto a seguir la estrategia de desestabilización institucional y deterioro del Parlamento en las que Llamazares chapapotea con infantil delectación. A Llamazares, que tiene en muy poco aprecio a la democracia representativa –por eso le gusta tanto Fidel Castro, por eso sirve a la causa racista y segregacionista de Arzallus– esta estrategia de pancarta, mitin, invitar titiriteros al Congreso o hacer de titiritero él mismo, con su camisetita del “No a la guerra”, le produce un enorme placer. Incluso tal vez algún pequeño rédito electoral y político. Es dudoso que a Zapatero, a medio y largo plazo, le produzca el mismo resultado.

La historia del PSOE, desde su fundación hasta la fecha, es, como bien ha recordado Pío Moa en Libertad Digital, la de la desestabilización del sistema político español cuando no lo puede secuestrar y controlar a su antojo. Estamos ante la última manifestación de esa costumbre, que si bien ha perjudicado siempre a la nación, y esto es lo grave, no pocas veces ha castigado al castigador, estallándole al PSOE en la cara el cigarro explosivo que brindaba al Gobierno. En este caso, Zapatero podría tener que arrepentirse de suscribir sin cautelas cualquier manipulación demagógica y callejera que aparentemente deteriora al Gobierno del PP. Es dudoso que, a estas alturas, pueda sostener que, en el conflicto del “Prestige”, su política de servil apoyo a la plataforma “Nunca más” del BNG le haya reportado beneficios a otro que a Beiras. No es seguro que echar por delante a la farándula y a los comunistas para desgastar al Gobierno del PP no acabe minando su propia credibilidad como alternativa de Gobierno, que es algo más que hacer oposición.

Deslizándose por una línea plebiscitaria y paragolpista, Zapatero ha proclamado que “el mundo ya sabe que la voz de Aznar no representa a España”. Tasque el freno el brioso potro leonés antes de que lo tomen por mulo. Aznar representa y representará legítimamente a España mientras otras elecciones no coloquen a otro en su lugar, del mismo modo que González, pringado hasta las cejas con la corrupción y el GAL, siguió representando a España hasta que lo sustituyó Aznar. Cuídese esos ataques de sectarismo plebiscitario el Secretario General del PSOE, que además de antidemocráticos no siempre producen votos. Vaya más despacio, si tiene tanta Prisa.

En Opinión