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Federico Jiménez Losantos

La seguridad de España tras desertar de Irak

Hemos desertado de Irak y hemos roto nuestra alianza con los USA y la coalición aliada, a quien ha llamado en Túnez a desertar en bloque el propio Zapatero. ¿Y para qué? Seguridad, evidentemente, no hemos ganado. Credibilidad, hemos perdido

Todas las informaciones que provienen de Garzón hay que tomarlas con mucha precaución, también en el caso de los islamistas que iban a volar de inmediato la Audiencia Nacional, aunque curiosamente aún no tenían los explosivos. Sin embargo, los datos suministrados por el juez acerca de los proyectos criminales de los terroristas detenidos o escapados en esta operación van en la lógica de los masacradores en nombre de Alá: el Bernabéu, Torre Picasso, la sede del PP... ¿Es casualidad que algunos de ellos sean o hayan sido de modo fehaciente anteriores objetivos frustrados de la ETA? Evidentemente, no. Pero en el caso de que Zapatero y su entorno sean capaces de reflexionar uno o dos minutos diarios, a lo mejor valía la pena que ante estos proyectos genocidas (nos matan sólo por ser “infieles”: y eso es mucho más genocidio que lo de Pinochet, diga lo que diga Baltasar Garzón y la Audiencia Nacional) traten de responder una pregunta: ¿en qué ha mejorado nuestra seguridad tras desertar de Irak y de cargarnos toda la política de alianzas de Aznar, empezando por los USA?
 
Evidentemente, en nada. Peor aún: hemos dado pruebas de tal debilidad y somos tan apetecibles para los musulmanes empeñados en recuperar Al Andalus, o sea, en imponer de nuevo el Islam en uno de los más viejos países cristianorromanos, que la España de Zapatero resulta más interesante como objetivo terrorista que la España de Aznar. Primero, porque somos igual de “infieles”. Segundo, porque Zapatero ya ha demostrado que es de lo más sensible a las demostraciones de fuerza islamistas. Tercero, porque, como los tiburones, han visto nuestra sangre y quieren seguir mordiendo. Nuestra condición de buenos aliados de los USA nos hacía indeseables, desagradables y molestos (siempre lo hemos sido para la morisma, desde Tarik a Mohamed VI) pero de algún modo resultábamos un enemigo más o menos peligroso para esta jauría de sacamantecas que abreva su sed criminal en las suras del Corán dedicadas a la Jihad. Ahora, en cambio, nos han tomado la medida. Para el féretro, naturalmente. Hemos desertado de Irak y hemos roto nuestra alianza con los USA y la coalición aliada, a quien ha llamado en Túnez a desertar en bloque el propio Zapatero. ¿Y para qué? Seguridad, evidentemente, no hemos ganado. Credibilidad, hemos perdido. Y la “alianza de civilizaciones” zapateril sólo funciona en nuestras cárceles entre terroristas etarras y terroristas islámicos. Contra España, faltaría más.
 

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