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Hace unos meses, el sustituto forzado de Redondo Terreros se mostró favorable a hacer listas conjuntas con PNV y PP en los ayuntamientos donde el terror no permitía que alguno de los tres partidos más votados del País Vasco presentara listas propias. Ahora se pone como un basilisco ante la posibilidad de hacerlas sólo con el PP. Es evidente que este muchacho con cara de pánico, incapaz de sostener un papel en un mítin tras un asesinato, sólo tiene una preocupación: que el PNV no lo trate como al PP. O lo que es lo mismo: que Arzallus le perdone no ser nacionalista y le permita someterse de nuevo a su protectorado, entre entierro y entierro.

López es como esos militantes peneuvistas que cuando ETA les mata a un pariente insultan a Mayor Oreja, porque les recuerda su inconsecuencia y el escaso rendimiento de su servidumbre ante el terrorismo. Obsesionado por su escasa entidad política frente a Redondo Terreros y Rosa Díez, este pobre lidercito (a quien Zapatero trató de impedir en vano el acceso a un cargo que le viene grande) está haciendo una eficacísima campaña para que todos los partidarios de España y la Constitución voten al PP. Con tal de que le permitan dentro de unos meses hacer un papel similar al de Madrazo, López es capaz de insultar al PP y al sentido común. Dice este pálido remedo de Ramón Jáuregui que las listas conjuntas de los perseguidos por el terrorismo y el nacionalismo atentan contra la libertad de los vascos. ¿La defiende mejor el PNV cuando se niega a echar al alcalde de Andoaín por no condenar siquiera el asesinato del jefe de su policía? Este PSE es ya un mayordomo del PNV para lo que guste mandar. En el caso de López, menordomo parece un calificativo más adecuado. Lástima de las víctimas. Lástima de la libertad. Con estos funcionarios de la amistad, no necesita enemigos.

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