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Federico Jiménez Losantos

Lo de Bono no se lo cree ni Bono

Por lo visto, la estrategia de Bono consiste en disimular sus legítimas ambiciones de mandar en el PSOE para aspirar a La Moncloa y en camuflar esa pretensión a la que tiene derecho en una disciplina de partido que no ha observado en los últimos años y en un apoyo a candidatos en los que no cree y a los que políticamente desprecia. El apoyo a Zapatero es obligado pero increíble. El que últimamente está brindando a Simancas es, de puro forzado, simplemente grotesco. Y la revelación sobre la madre de Simancas, que según dijo en la tele está ahora aprendiendo a leer, es uno de los argumentos más repelentes y contraproducentes que se han oído en la política española desde hace bastantes años. Y mira que se oyen maldades y sandeces todos los días.

Lo repelente es insistir en argumentos de clase para atacar a la derecha, cuando el propio Simancas sólo reveló su confort inmobiliario cuando iba a hacerlo público una revista; cuando su segunda, la ferocísima Ruth Porta y su feracísimo cónyuge se han revelado como potentados (bastante más que Romero de Tejada) además de liantes, y cuando uno de los portavoces de IU, el socio necesario del PSOE para aspirar a desbancar al PP en la Comunidad de Madrid, se ha revelado como multimillonario, obligando a Simancas a sentar la doctrina de que es normal en la Izquierda apalear millones y estar supuestamente contra la propiedad privada, que es la raíz de todos los males para el comunismo desde que se inventó.

Lo contraproducente es acudir a la demagogia miserabilista en materia de alfabetización. Sin querer ser cruel con el candidato Simancas, el presidente manchego debería saber o es casi imposible que no sepa que el argumento que supuestamente achaca a la derecha que mamá Simancas no se haya puesto a aprender a leer hasta ahora sólo revela el poco interés de Simancas por su mamá. Además de los trece años y medio de socialismo en el poder, bien que nefastos para la enseñanza pública y cantera de analfabetos funcionales, ha tenido décadas el catedrático socialista para enseñarle a leer a su madre, pero por lo visto era más urgente sacar cátedras y publicar plomos colectivistas. No hay mejor demostración del famoso refrán “en casa del herrero, cuchillo de palo”. En fin, el argumento es tan fácil de utilizar en un sentido exactamente contrario al de Bono y tan penoso que vamos a olvidarlo. Pero que no se olvide Bono de que no todo vale. Ni pasarse de listo con los de dentro ni tomarnos por tontos a los de fuera.

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