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Federico Jiménez Losantos

Los enemigos de Hitler no emitían propaganda nazi

A pesar de que todos los gobiernos occidentales, empezando por el norteamericano, digan que estamos en guerra contra el terrorismo, lo cierto es que ni la Administración Bush, ni los gobiernos aliados, ni los medios de comunicación que dicen apoyar la Alianza contra el terror acaban de actuar como se supone que debe hacerse en una guerra de verdad. Es como si en el fondo no nos lo creyéramos o no nos lo quisiéramos creer. El que sí se lo cree y actúa en consecuencia con notable eficacia es Ben Laden. Tanto en el crimen terrorista en sí como en la propaganda para que prosiga y aumente está utilizando a fondo no sólo sus propios recursos sino, sobre todo, los que el enemigo le deja utilizar. El resultado es que la batalla de la información la está perdiendo el bando objetivamente más poderoso y ello por una sencilla razón: no la está dando. Gana Ben Laden por incomparecencia del adversario.

La cadena qatarí de televisión Al Yazzira (“Algeciras” sería su literal traducción española) se ha convertido en el canal particular de propaganda del terrorista más buscado de todos los tiempos, en un poderosísimo medio de desinformación que abastece en exclusiva a todas las cadenas de televisión occidentales, en el minarete para su prédica del odio criminal contra cristianos, judíos, ateos o cualquier otro “infiel” y en el mecanismo de publicidad y adoctrinamiento terrorista que llega a cuantos quieren imitarle en el asesinato masivo de occidentales y la destrucción de su civilización. Esto lo hace en una emisora oficial u oficiosa de un emirato, el de Qatar, no por dictatorial menos “amigo” de los USA. Claro que, con “amigos” así, no hacen falta enemigos.

Al comienzo de la guerra, Condoleezza Rice advirtió del carácter manipulado y tendencioso de esta cadena que, por entonces, seguían unos cuarenta millones de musulmanes en todo el mundo. En un acto más propio de un vegetariano en una carnicería que de un dirigente político con máximas responsabilidades militares. Rice comunicó que Powell había manifestado a los qataríes su malestar por lo sesgado de su información, totalmente favorable al asesino de las Torres Gemelas, pidiendo una mayor “equilibrio” y proponiendo que se diera también “el punto de vista” occidental, o sea, el de los masacrados que acababan de declarar la guerra al masacrador. También expresó su temor de que en los vídeos de Laden hubiera mensajes secretos para los terroristas, cuando lo que había era un mensaje clarísimo para llevar a cabo cualquier atrocidad. Tanta ingenuidad o tanta estupidez en los políticos que dirigen esta guerra debía desembocar en lo que no debemos considerar normal: Laden apareciendo cuando quiere en Al Yazzira, con formato de estrella de cine y aureola de santo muslim, para comunicar al mundo sus dictados y amenazas criminales. Un día llama a los voluntarios islámicos a unirse al “pogrom” universal contra judíos y cristianos, otro día invita a los pakistaníes a derribar su gobierno y unirse a los talibanes, ahora proclama que la ONU es también una entidad satánica y antimusulmana y que debe ser tratada en consecuencia... Y nadie dice nada. Como si en una guerra la primera obligación fuera la de emitir o admitir la propaganda del que nos quiere asesinar. En vez de eliminarla, que es lo propio.

¿Emitían o admitían Inglaterra y los Estados Unidos la propaganda de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial? Por supuesto que no. ¿Admitían y emitían las imágenes propagandísticas sobre el régimen nazi que éste filmaba a través de los periodistas controlados o de plantilla? Tampoco. ¿Se habría admitido que Hitler usara la radio de Luxemburgo o de cualquier otro país para predicar por todo el mundo el exterminio de los judíos? ¿Se admitiría hoy que lo hiciera por televisión? Tal vez sí. Los judíos no se dejan, pero la cruzada contra los cristianos se predicar con toda impunidad y los cristianos no protestan. ¡Qué dirían los periódicos! A Ben Laden y Al Yazzira, su canal privado de comunicación criminosa, se le permite todo, y para colmo en nombre de una libertad de expresión que trata de destruir con el resto de la blasfema civilización occidental. ¿Hasta cuando? La propaganda terrorista no es información. Y ésta debe terminar ya.


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