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Federico Jiménez Losantos

Madrid será la tumba del zapaterismo

Aunque la comunidad de Madrid aparezca como la única excepción del descalabro sociata en las elecciones del 25-M, podría ser también un consuelo enevenado, un regalo de los dioses para acabar de perder a quien han tomado ojeriza. Junto a la fragilidad de quien gobierna en coalición y sólo por unos pocos votos, se añade la dificultad de gestionar una comunidad de enorme envergadura y cuyas claves se escapan por completo a los conocimientos, aficiones y devociones de la izquierda. Lo único que pueden aprovechar Simancas y su Fausto del legado de Gallardón es el pesebre de los titiriteros. Si de paso se quedasen a Alicia Moreno, legado completo.

Pero las grandes construcciones, ampliaciones, infraestructuras y comunicaciones en marcha les resultan tan ajenas como hostiles. Lo único en común de los programas de IU y PSOE es eso: que les molesta el espectacular crecimiento material de Madrid, la comunidad más próspera de España. Y si a la previsible incapacidad de los social-comunistas para entender por qué Madrid ha mejorado de forma tan rápida y notable se une la ya anunciada disposición del PP a convertir esa incapacidad en ejemplo de lo que nos espera a todos los españoles si la coalición Zapatero-Llamazares se hace con el Poder en 2004, está claro que los próximos meses van a ser de una temperatura política en Madrid cercana a la incandescencia.

Todos los datos apuntan en la misma dirección. La jefa de la Oposición en la Asamblea de Madrid, Esperanza Aguirre, tiene una estatura política muy superior a la de Simancas y su Fausto juntos. Tiene más experiencia, más popularidad, mejor cabeza que sus rivales y además preside un solo partido, por añadidura el más votado. Sólo podría tener un enemigo serio: Ruiz Gallardón, si en su línea tradicional, prefiriese el pacto y aun la coyunda con la izquierda que con la derecha. Pero como resulta que aspira a la mano de doña Leonor de España y el papá y padrino es el señor marido de su concejala de Asuntos Sociales, que además tiene en su debe político la ominosa deuda de haber cambiado los candidatos naturales del PP a Comunidad y Ayuntamiento por un injustificado ataque de pánico encuestil, todo se conjuga para que Simancas y Fausto, o Fausto y Mefisto, vayan a encontrarse con una oposición sin cuartel, por tierra, mar y aire. Parodiando el eslógan célebre, Madrid será la tumba del zapaterismo. Pero esta vez de verdad, si es que de verdad la derecha se va a la guerra, o sea, a devolverla.

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