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Federico Jiménez Losantos

Rajoy sirve en bandeja la Moncloa al Frente Popular

El desastre del PP sería tal que ni con los tres millones de votos de C´s, podría igualar los 11 millones obtenidos por Rajoy en 2011.

El desastre del PP sería tal que ni con los tres millones de votos de C´s, podría igualar los 11 millones obtenidos por Rajoy en 2011.
María Dolores de Cospedal y Mariano Rajoy | EFE

La encuesta que publica hoy ABC –primera de las muchas que nos esperan hasta las Generales- puede resultar reconfortante y hasta ligeramente embriagadora para los que temen, con razón, que el hundimiento del PP acarree la llegada al Poder del Frente Popular, tal y como ha sucedido en las elecciones autonómicas y municipales. Leer que la suma de escaños de PP y Ciudadanos sería ligeramente superior a la de PSOE y Podemos, provocará un suspiro de alivio y apenas contenido gozo.

Pero el gozo apenas sobrenadará el fondo del pozo al comprobar que PP y C´s no alcanzarían la mayoría absoluta (131 y 32 escaños), mientras que el PSOE (106) podría agavillar a comunistas (42 de Podemos y dos de IU) y separatistas (suman 38 entre CiU, ERC, Amaiur, PNV, CC, BNG y Geroa Bai) en un Frente Popular cuyo carácter revolucionario viene subrayando el propio ABC desde hace tres días con un supuesto proyecto para derrocar al Rey, que no es más que el nada supuesto proyecto del PSOE desde Zapatero de liquidar el régimen Constitucional del 78. O sea, que es verdad que PP y C´s suman más que PSOE y Podemos, pero menos que PSOE, Podemos y los separatistas, que obtendrían unos 40 escaños. No sabemos, por ejemplo, y la encuesta no lo pregunta, si la unidad de Mas y Junqueras el 27-S se mantendrá en las Generales, mejorando sus opciones. Sólo con ese grupo o harka catalanista PSOE+Podemos supera a PP+C´s.

C´s recoge sólo la mitad del voto perdido de PP y UPyD

En realidad, la encuesta que presenta Narciso Michavila –cercano al PP- muestra un panorama desolador en el voto de centro-derecha: la caída de votos del PP con respecto a las generales de 2001, del 44'6 % al 29'1 %, sería de más de cuatro millones de votos, superando el legendario récord de Rubalcaba que le sirvió en bandeja la mayoría absoluta a Rajoy en 2011. El desastre del PP sería tal que ni con los tres millones de votos de C´s, al que se supone capaz de cazar votos de centro a los que no llega el PP, podría igualar los 11 millones obtenidos por Rajoy en las últimas generales. Nada menos que un millón de votos perdería el centro-derecha, si es que alguna vez logramos saber en qué lado del centro electoral se coloca Ciudadanos.

Por supuesto, pasar de la nada a la treintena de escaños es mucho. Más lo fue en AP pasar de una docena escasa en 1979 a un centenar largo en 1982. Pero de nada sirvieron frente a los 202 del PSOE. Ciudadanos ha frenado la progresión que le llevaba a heredar el voto perdido del PP y el de UPyD, amén del que imantaran los encantos de Rivera. Su empeño –típico de maricomplejienes- en que no se le achaquen ser la marca blanca del PP le ha llevado a convertirse en la marca rosa del PSOE en Andalucía, y en no despegar en Madrid, donde el empeño de zancadillear al PP puede más que el cálculo de compartir caladero electoral. Y si su fotogénica altanería se lo permitiera, Rivera debería meditar sobre un hecho: si UPyD obtuvo 1.140.000 votos (4,9%) en las generales de 2011 y el PP pierde 15 puntos y cuatro millones de votos, Ciudadanos con algo más de tres millones, sólo recoge la mitad de los que pierden la derecha y la izquierda nacional. Es verdad que quedarse en la estimación popular más o menos en el medio, eso que algunos llaman centro, le permite pactar con todos y ser el perejil de todas las salsas, pero todos los platos, salsa incluida, los cocinan otros.

Hacia una catástrofe difícilmente evitable

Es verdad que faltan unos meses para las Generales y que en ellos el PP podría seguir mejorando su intención de voto gracias a la escalofriante gestión de los ayuntamientos de Podemos llevados al poder por el PSOE. Pero en medio tiene tres obstáculos: las elecciones catalanas y la previsible catástrofe del PP, cuyo electorado podría pasarse en bloque a Ciudadanos; el alzamiento de alfombras en ayuntamientos y autonomías y los casos de corrupción -reales o no- que salgan; y el empeño de Rajoy y sus hashisinas en denigrar a viejos líderes del PP, como si mancharlos los limpiara a ellos.

Los dos atropellos más escandalosos son el del acogotado Rato, que ahora dice el juez que podría ser sólo un delito fiscal, y el de Aguirre, que como reveló en esRadio sufrió, sólo durante la campaña electoral, cuatro investigaciones de Hacienda, cuatro -más otras dos posibles-, para explicar minucias diversas de hace décadas, y la filtración de la única declaración de Hacienda que mostraba grandes ingresos y que Montoro y Soraya, con todo descaro, han atribuido directamente a la damnificada. Con un par. Muchos errores ha cometido Aguirre, pero nadie gana elecciones contra su partido.

Sucede que Soraya nunca fue del PP de Aznar –en rigor, nunca fue nada cuando el PP era tanto- y cree labrar su futuro atacando a "la Derecha". Añadamos al empeño delictivo del Gobierno contra el PP, cadáver político que muestra las pruebas de haber muerto de puñalada rajoyana, una idiotez casi artística para diseñar el supuesto cambio de imagen del partido, que ha resumido en esta frase: "¡Fuera corbatas!". A este paso, en Noviembre, sólo va a quedarles una: la de cáñamo. Pero antes de morir nos colgarán a todos.

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