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Federico Jiménez Losantos

Seguimos cosechando lo que sembramos

Pero lo más triste de esta diplomacia española genuinamente tercermundista es que incluso con el patrón de los malos, el infame Chirac, sí va a cenar Bush

Los desprecios de Bush al mendicante gobierno de Zapatero no parecen tener fin. Cada vez que el Rey trata de mediar ante el presidente americano para que perdone la traición de los socialistas españoles se tropieza con un muro de rencorosa memoria. Bush no le perdona a ZP ni lo que le hizo a su amigo Aznar, ni su deserción de Irak, ni su llamada tunecina a la desbandada de los aliados de los USA. Y ahora que con sangre, sudor y lágrimas ha conseguido que haya elecciones en Afganistán y en Irak, menos que nunca.
 
Por supuesto, antes de constatar otra vez que Bush no quiere ni ver a Zapatero y que disfruta humillándolo y ninguneándolo, Moratinos había adelantado oficiosamente que se iban a entrevistar en su viaje a Europa. Ahora tiene que rendirse a la evidencia. Pero lo más triste de esta diplomacia española genuinamente tercermundista es que incluso con el patrón de los malos, el infame Chirac, sí va a cenar Bush. Con los criados de Chirac, no. Incluso entre los enemigos hay niveles y para los USA España es un país de rango ligeramente inferior a Marruecos que hace lo que manda París, así que si hay que hablar con alguien, será con París, nunca con Madrid.  No somos ni enemigos. No somos absolutamente nada. Eso sí, figuramos entre la Pandilla Basura de la política internacional. De Bush y Blair a Fidel y Chávez, pasando por Chirac. Parece imposible caer más bajo en menos tiempo, pero Zapatero y sus Desatinos lo han conseguido. Puaf.
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