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Federico Jiménez Losantos

Una radio nueva para una España distinta

En los años sesenta, desde el Plan de Estabilización hasta el "shock" del petróleo en la década siguiente, España cambió tanto y tan deprisa que los españoles no se dieron cuenta. Sólo ahora vemos que un país rural dejó de serlo, que un país industrial y de servicios nació con magnífica salud, que un acceso masivo a la educación media y superior alteró el sistema de promoción social y que, como resultado de todo ello, una sociedad moderna con una amplia clase media se reincorporó al reducido concierto de los países más prósperos del mundo.

Sin embargo, la literatura política de la época es desoladora: todo es dar vueltas a la noria de la Guerra Civil, en un sentido o en otro, sin percatarse de que la sociedad que querían (o decían que querían) cambiar estaba cambiando por su cuenta y sin pedir permiso mucho más de lo que suponían ideólogos y politólogos. Es más fácil observar el "milagro español" en la naciente prensa del corazón o en las jóvenes y artesanales revistas de música que en los editoriales de los periódicos, incluídos los clandestinos y la literatura política del exilio que no podía o no quería ver los cambios en la fotografía sepia de 1936. Algunos todavía no quieren verlos.

Pero otro cambio semejante ha tenido lugar en los últimos veinte años, singularmente en la última década, sin que tampoco reparen en él los medios de comunicación, que se supone deben reflejar la realidad en que se mueven. España es hoy un país con más de seis millones de accionistas en Bolsa, más de tres millones de inversores en fondos y la práctica totalidad de las familias ahorrando e invirtiendo a través del mercado de la vivienda. Esta nueva España de clases medias, que empieza a parecerse más a las sociedades de tipo anglosajón que a las europeas occidentales, no tiene en la radio y la televisión comerciales los espacios de información y opinión adecuados a su tamaño e influencia. La economía es una jerga para iniciados y un campo de especulación sin luces ni taquígrafos, porque, a diferencia de lo que sucede con la política, los medios de comunicación no han hecho el esfuerzo de contar lo que pasa y de dar voz a la gente para que cuente lo que pasa.

Como hicimos hace dos años con la información cultural, en "La Linterna" vamos a intentar desde el lunes 8 de enero a las ocho de la tarde, crear ese espacio de información y opinión, de debate libre y solvente sobre la nueva realidad económica española que hasta ahora no ha existido en la radio comercial. Contamos con los especialistas económicos y colaboradores habituales del programa Alberto Recarte, Jesús Cacho y Carmen Tomás, con profesores tan prestigiosos como Juan Velarde, José Barea y Francisco Cabrillo, con jóvenes talentos de la información económica como Susana Criado y Dieter Brandau. Tenemos detrás a todo el equipo de informativos de la cadena COPE para seguir contando lo que pasa desde las ocho de la noche, pero sobre todo tenemos la ilusión de conectar con ese oyente que hasta ahora sólo ha tenido en Radio Intereconomía una oferta informativa a la altura de las circunstancias, de las nuevas circunstancias españolas.

Esperamos tener éxito y, si no fuera así, estamos seguros de que otros seguirán el camino que ahora emprendemos en la radio comercial española: hacer una radio nueva para una España distinta, donde el comercio no sea pecado sino negocio y donde la propiedad sea realmente inseparable de la libertad.

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