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Federico Jiménez Losantos

"We really are Charlie"

Un detective francés de ficción y dos militares americanos de verdad.

Jean-Hugues Anglade, protagonista de la más exitosa serie policíaca francesa, Braqo (se están emitiendo en España sus tres temporadas: buena la primera, floja la segunda y mala la tercera), iba en el tren de Arras (por casualidad, se descarta cualquier relación con el atentado) cuando un terrorista marroquí sacó su kalashnikov y empezó a disparar con intención de asesinar a todos los ocupantes del vagón. El detective de la tele se lanzó a parar el tren tirando de la alarma de seguridad y se hirió levemente en la mano.

Anglade en su papel de Eddy Caplan

Mientras tanto, dos militares americanos de paisano que también iban en el tren se lanzaron contra el terrorista y, con riesgo de sus vidas, lo redujeron, aunque pudo acuchillar todavía a un pasajero con un cúter. El ministro del Interior, Cazeneuve, en una intervención muy emotiva, agradeció el "extraordinario valor" de los norteamericanos a quienes mostró su "admiración" y reconocimiento por haber evitado "lo peor" en "circunstancias extremadamente difíciles". Los medios franceses, como la ciudadanía que estaba en plena rentrée de las vacaciones veraniegas –aquí los colegios empiezan antes– están absolutamente atónitos.

El Gobierno francés no ha reconocido aún, como ha hecho el belga, el carácter terrorista del atentado, pese a ser evidente. Es difícil asumir que sean americanos y en Francia los que hayan evitado una masacre aún mayor que la de Charlie Hebdo y el supermercado judío. Y que –pese a los millones que salieron a la calle en París hace unos meses– los únicos que pueden decir realmente "Je suis Charlie" deban hacerlo en inglés, o sea, "We really are Charlie".

Como fábula, es digna de La Fontaine. En versión, claro está, de Mark Twain.

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