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Fernando Herrera

Google se topa con la dura realidad

¡Un año y medio ha necesitado el señor Lo para percatarse de que la regulación entorpece la innovación! Demos la bienvenida al señor Lo y a Google al mundo real.

Quizá algún lector recuerde que, allá por marzo del año pasado, Google anunció a bombo y platillo que tenía intención de desplegar una red de fibra óptica en algún lugar de los EEUU. Su idea era empezar a indagar sobre las posibilidades reales para el usuario de disponer de una capacidad casi infinita para sus comunicaciones.

El proyecto atrajo, como suele pasar con las iniciativas de Google, considerable atención. Poco después supimos que los afortunados ciudadanos en gozar del embrujo serían los habitantes de Kansas City, ciudad de unos 150.000 habitantes en el estado de Kansas.

Poco más se supo, hasta esta semana. Ha sido en Paris, en unas conferencias sobre banda ancha, donde Google ha compartido algunas de las experiencias en su despliegue, por boca de su responsable de acceso, Kevin Lo.

¿Y qué ha dicho el señor Lo, que automáticamente ha saltado a los titulares de los medios especializados? Pues que "la regulación puede entorpecer la innovación" y que "la regulación asociada a las infraestructuras físicas de vez en cuando disuade completamente la inversión."

¡Un año y medio ha necesitado el señor Lo para percatarse de que la regulación entorpece la innovación! Demos la bienvenida al señor Lo y a Google al mundo real. Porque su afirmación solo se puede explicar atendiendo al mundo virtual en que hasta ahora ha actuado Google, que es un mundo, el de Internet, bastante ajeno a la regulación. Aunque quizá no ya por mucho tiempo, gracias a los esfuerzos, entre otros, del propio Google.

Así que la regulación dificulta la innovación, ¿eh? Pues mire usted, señor Lo, le voy a ahorrar unos añitos de esfuerzos experimentales. El sector de telecomunicaciones, en el que ustedes aparentan querer entrar, está fuertemente regulado. Sepa, señor Lo, que si despliega su red de fibra en Europa es muy posible que le obliguen a alquilar la misma a otros agentes, a los precios que decidan unos funcionarios. No olvide, señor Lo, que además su fibra se encontrara compitiendo con agentes que, aunque tal vez no puedan alquilar la fibra de Google, si podrán hacerlo con la fibra y con el par de cobre del antiguo monopolista, por lo que tendrán unos precios más bajos de los que usted pueda cobrar para recuperar su inversión.

Si, como también parece haber rumores, Google opta por dar servicios de telefonía móvil, sepa señor Loo, que los precios de itinerancia que cobre en toda Europa los fijan los funcionarios de la Comisión Europea, y que los reguladores nacionales hacen lo propio con los que usted pretenda cobrar por terminar en sus clientes. Y esto es solo un aperitivo: otro día hablamos de los derechos de los usuarios, de las obligaciones de seguridad, del servicio universal, de la protección de dato (creo que éstas ya las conoce)...

Ese es el escenario de regulación con el que conviven los operadores de telecomunicaciones, a los que usted viene a dar lecciones tras 18 meses de despliegue. Por cierto, no olvide, señor Lo, que Google ha abanderado hasta hace unos meses la iniciativa para que se regulara la neutralidad de red de los operadores de telecomunicaciones. Regulación que, como usted dice, puede entorpecer la innovación, cosa que no parecía preocupar demasiado a Google en ese momento.

Quizá ahora entienda mejor por qué cada vez más operadores de telecomunicaciones miran a Internet como tabla de salvación para su futuro y se olvidan de su negocio de toda la vida. Usted lo ha dicho: la regulación disuade la inversión. Lo llevan diciendo los operadores de telecomunicaciones bastantes años; quizá se lo crean los políticos ahora que lo dice Google.

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